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Reportaje:Futuro

La cosmología despide a un crítico irónico

El heterodoxo Fred Hoyle provocó la reflexión en muchos astrónomos

Atodos nos entristece la muerte de Hoyle', escribe por correo electrónico Rod Davies, un veterano astrónomo británico que declara, como tantos otros, haber decidido serlo gracias al trabajo de su colega fallecido el pasado 20 de agosto, a los 86 años, en Bournemouth (Reino Unido). Fred Hoyle, el enfant terrible de la cosmología contemporánea, será recordado como un personaje clave y reconocido como uno de los grandes científicos del siglo, autor de trabajos premiados con el Nobel -los trabajos, no él-. Y eso a pesar de que propuso y defendió una teoría cosmológica contraria a la que hoy se considera probada en líneas generales, el modelo del Big Bang, término acuñado precisamente por el propio Hoyle como burla. Pero si la cosmología fue irónica con Hoyle, otra de sus ideas polémicas, la panespermia, según la cual la vida fue traída a la Tierra por cometas contaminados con bacterias que existen normalmente en el espacio, ya no parece tan absurda.

¿Acabará la panespermia convirtiendo a Hoyle en un visionario? Hace cuatro años, en una entrevista publicada en Panspermia.org, Hoyle explicó: 'Yo parto de la observación; no digo 'es absurdo que haya bacterias en el espacio'. Es la teoría que mejor encaja con las observaciones y es la mejor que hay. Así que no dudé en publicarla. Ése fue el principio del ridículo. ¡Ellos lo saben! ¡Han nacido para saber que las partículas en el espacio no son bacterias! Dios se lo ha dicho', decía Hoyle con sorna.

Visión crítica

Muchos agradecen hoy a Hoyle su pensamiento ácido. Davies, conocido autor de trabajos que respaldan el Big Bang, empezó su carrera precisamente sometiendo a prueba la teoría del estado estacionario. 'Hoyle nos hizo mirar de forma más crítica a la cosmología generalmente aceptada', explica.

Se cuenta de Hoyle que su inconformismo se manifestó ya de niño: no iba al colegio porque se aburría, y prefería estudiar en casa. A los 13 años pasaba noches enteras al telescopio. Decía estar convencido de que los hallazgos importantes procedían sobre todo de una imaginación creativa, y a él le sobraba: fue un prolífico escritor de ciencia-ficción. En La nube negra, hoy un clásico, se describe una misteriosa nube de polvo cósmico con inteligencia que se instala cerca del Sol y se alimenta de su energía. También escribió guiones para televisión y teatro para niños. El afortunado término 'Big Bang' lo acuñó en una serie de charlas de divulgación en la radio en los años cuarenta.

Su gran contribución a la astrofísica fue el haberse dado cuenta -y explicado junto a Richard Fowler- de que prácticamente todos los elementos químicos, del helio en adelante, se sintetizan dentro de las estrellas y en las explosiones de supernova. Fowler recibiría en 1983 el Nobel por ello, pero no Hoyle. La publicación en 1957 de ese trabajo clave coincidió con los momentos más duros de la batalla entre las dos teorías sobre el origen del universo. La del estado estacionario, propuesta por Hoyle, Hermann Bondi y Thomas Gold en 1947, afirmaba que el proceso de creación de materia es continuo y, por tanto, el universo no tiene principio ni fin. El modelo del Big Bang, en cambio, sí define un principio: cuando el universo empezó a expandirse a partir de un estado en que materia y energía estaban comprimidas a temperaturas y densidades altísimas. Pero apenas había observaciones que permitieran descartar uno de los modelos.

Como explica Davies, 'una gran virtud de la teoría de Hoyle es que se podía poner a prueba . En los años más intensos del debate, la radioastronomía empezó a producir nuevos datos que indicaban que las galaxias habían estado más cerca en el pasado. Esto contradecía el estado estacionario, pero Hoyle discutió con vehemencia la interpretación de estos resultados'.

Cuando en 1964 se descubrió la radiación de fondo cósmica -una energía que llena uniformemente el universo y que se interpreta como una especie de eco de la explosión inicial-, la mayoría de los astrónomos se inclinaron por el Big Bang. Fue 'la muerte del estado estacionario', dice Davies, 'pero Hoyle siguió buscando alternativas'. Para Hoyle, 'la radiación cósmica de fondo es luz estelar difusa, no la luz residual de un Big Bang'. Su más cercano discípulo, Chandra Wickramasinghe, coincide con la opinión de Hoyle de que 'el Big Bang tiene gran parecido con la historia judeocristiana de la creación. Hay a quienes conforta esta similitud, pero en general los científicos niegan toda conexión religiosa'.

La panespermia, en cambio, ha revivido con los años. Hoyle y Wickramasinghe llegaron a esta teoría, formulada anteriormente, desde la astrofísica. Wickramasinghe investigaba la composición del polvo interestelar; comparaba espectros infrarrojos de polvo -el espectro de una molécula viene a ser su firma química- con espectros de compuestos conocidos. Concluyó junto con Hoyle que los espectros que mejor encajaban eran los de bacterias que forman esporas. Aunque hoy la mayoría de los astrónomos cree que muchos compuestos, no necesariamente biológicos, encajan con estos espectros, también están seguros de que en el espacio interestelar hay moléculas orgánicas complejas.

Para Ricardo Amils, biólogo del Centro de Biología Molecular, en Madrid, experto en vida en condiciones extremas, 'la impresión actual es que las ideas de Hoyle puede que no fueran tan locas. En estos años se ha visto que las bacterias pueden resistir condiciones hasta hace poco impensables. Ahora bien, si eso significa que la vida se originó en Marte y luego viajó a la Tierra, eso no lo sabemos', dice. La lista de hallazgos que han hecho cambiar la mentalidad general respecto a la panespermia es larga. La misión Apolo 12 trajo a la Tierra una cámara abandonada en la Luna 31 meses antes, en la que se hallaron bacterias terrestres vivas. En 1995 se recuperaron esporas vivas de abejas preservadas en ámbar entre 25 y 40 millones de años. Y cada vez se encuentran más microorganismos capaces de metabolizar hierro y otros materiales inorgánicos y de sobrevivir a dosis muy altas de radiación y a condiciones de temperatura y acidez extremas. Este experto sospecha no obstante que algunas de las ideas de Hoyle fueron formuladas con cierto espíritu provocador, como la de que la vida es un acontecimiento cósmico que está por todo el espacio, o que el virus del sida también es extraterrestre.

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