Rosetta
Se llama Proyecto Rosetta y es una idea de filólogos y lingüistas reunidos en un congreso en San Francisco de California. Con ayuda de un haz de rayos han grabado, sobre un disco de níquel, un texto capaz de resistir el efecto de la luz solar, la corrosión del agua salada e incluso la radiactividad durante más de 2.000 años.
Lo que han grabado es el relato de los tres primeros capítulos del Génesis vertidos a un millar de lenguas distintas, para que quienes los encuentren en su día puedan tener una idea de la riquísima flora verbal que aún resistía en nuestro planeta en el 2001.
Porque de lo que están seguros los lingüistas, en lo que concuerdan todas las escuelas, es en que dentro de un siglo el planeta habrá perdido el 90% de las lenguas que ahora mismo pueblan su espacio sonoro.
Una gran parte de esta riqueza lingüística en vías de extinción, quizá una tercera parte del total mundial, está en el Africa negra, y agoniza un poco, cada amanecer, en el naufragio de una patera frente a las playas andaluzas.
Porque en esa hora límite que el destino nos ha asignado, en ese perfil siniestro de carabineros de la tierra opulenta que los amos del rancho nos conceden, testigos involuntarios de tanta tragedia, escribanos de la inmensa esperanza tocada ya con el borde de los dedos, del vuelco fatal, de la agonía y de la muerte, ignoramos que la lengua que viene a los labios en ese trance es la lengua materna, -nana, génesis y teogonía-, a menudo sin escritura, la lengua más remota y críptica, la de la tribu.
Además de salvar al hombre, al hombre negro desnudo de papeles pero investido ya de la dignidad del ciudadano -contra el miserable diseño aznarita- por el hecho de haber puesto la planta del pie en nuestra playas, además de expulsar del cuerpo civil al empresario tentado de negrero, la Andalucía esencial -esa tierra en la que confluyeron a lo largo de los siglos las raíces y las savias de fenicios y cartagineses, griegos y romanos, judíos, árabes y cristianos, ingleses y franceses- debería plantearse la tarea de salvar esas lenguas, con sus prodigiosos relatos del origen del mundo, sus teogonías que trenzan bosques y montañas, sus cantos de cuna, de amor y guerra, sus clamores para pedir la lluvia, toda esa inmensa riqueza de culturas que son música y relato, toda esa herencia verbal amenazada.
Un hombre negro, que deja de sentirse acosado y se pone a hablarnos en su lengua. Una cámara que registra y guarda. Un archivo de relatos y cantos. Un Archivo de Africa, tan raro y valioso como el Archivo de Indias. Para aprender de ellos no solamente otros relatos del génesis que difieren de los grabados en el cilindro de níquel, sino un respeto por la palabra escrita que aquí hemos perdido. El único periódico editado en una lengua aborigen africana, en haoussa, con 35 millones de hablantes en el área del Níger, tiene un nombre inolvidable : Gaskiya ta fi Kwabo. 'La verdad está por encima del dinero'. En negro sobre blanco.
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