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CARTAS AL DIRECTOR
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Globalsolidarios

La sección de Internacional del diario EL PAÍS del pasado 29 de agosto recoge una feliz noticia con el siguiente titular: 'Jospin asume por sorpresa la mayor demanda de los antiglobalización'. Por lo que es menester insistir, una vez más, en que el término 'antiglobalización', sin acompañamiento de matices, carece de toda significación. No obstante, los medios de comunicación insisten en utilizarlo una y otra vez, distorsionando la realidad y dificultando así que el fenómeno globalizador sea entendido de forma cabal por la mayor parte de la sociedad. En primer lugar, el prefijo 'anti' suele ser poco deseable para definir algo, máxime cuando la globalización es un fenómeno tan complejo y rico en matices. El uso del término antiglobalizadores produce la sensación inmediata de estar refiriéndose a un grupo de personas que se oponen frontalmente al proceso globalizador en su conjunto, y que lo hacen como mera y caprichosa oposición a él, sin plantear demanda o alternativa alguna. Por lo que el titular aludido resulta incoherente. Cierto es que los titulares de una noticia deben ser necesariamente breves, pero no por ello han de renunciar a la exactitud y la coherencia. En segundo lugar, a la mayoría de entidades y movilizaciones sociales que estamos en contra de la globalización económica neoliberal, por perseguir ésta el beneficio de las grandes corporaciones multinacionales a cualquier costa (conculcación de los derechos laborales, deterioro del medio ambiente, distanciamiento entre países ricos y pobres, etcétera), nos mueve la convicción de que el principal objetivo de la humanidad durante las próximas décadas debe ser sacar a los países pobres del subdesarollo. Preferimos, pues, una globalización diferente, basada en la solidaridad, por lo que nos cabrían mejor otros adjetivos, que es preciso acuñar, como el de 'globalsolidarios'. Qué duda cabe de que el anuncio de Lionel Jospin de trabajar por la aplicación de la tasa Tobin es esperanzador, aunque habrá que dejar pasar el tiempo para ver si es mero humo electoral. En cualquier caso, terminar con las 80.000 muertes que el hambre y la miseria producen cada día en el mundo, con la esclavitud que somete a 250 millones de niños y con la anulación en que viven las mujeres afganas, requerirá algo más que aplicar la tasa Tobin, por lo que 'la mayor demanda' de los globalsolidarios no acaba aquí, y esa demanda no es otra que el conseguir un orden económico mundial basado en la solidaridad y en la igualdad de oportunidades. En un mundo así, el cumplimiento efectivo de los derechos humanos debe ser el punto de partida, y el referente permanente.

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