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Un Milosevic desafiante reta al Tribunal de La Haya a probar sus acusaciones

Del Ponte 'lleva dos años y medio investigando y aún no ha sido capaz de aportar pruebas'

Slobodan Milosevic ha logrado una pequeña victoria en su batalla contra la fiscal Carla del Ponte. El Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) reconoció ayer su derecho a la autodefensa, al tiempo que apremió a la fiscal a cerrar el sumario abierto hace más de dos años a fin de que el juicio contra el ex líder serbio comience en los primeros meses del año que viene. La vista preparatoria celebrada ayer en la pequeña sala de la Corte de La Haya fue aprovechada hábilmente por el acusado para desprestigiar a un 'tribunal ilegítimo'.

En Serbia, la mayoría de las personas que siguieron en directo por televisión la reaparición de su ex presidente ante el Tribunal estaba de su lado, incluso quienes siempre lo detestaron en el poder, informa Efe. Milosevic, siempre hábil aunque a menudo estratégicamente torpe, ha tocado una de las cuerdas más vibrantes de la población serbia: que a él lo acusaron de crímenes de guerra, mientras la OTAN bombardeaba Yugoslavia en 1999. 'Está empezando a caerme bien entre rejas. Cuando estaba en libertad nos metió en una serie interminable de líos, bloqueos y guerras, pero no tienen derecho a juzgarlo', comentaba un belgradense. Es muy difícil encontrar un serbio que sintonice con el Tribunal de La Haya, ya que la inmensa mayoría está convencida de que es un instrumento occidental activado contra ellos para justificar el bombardeo de la OTAN.

En La Haya, durante cerca de 20 de los aproximadamente 40 minutos que duró la sesión, Milosevic reprochó la incomunicación que, según él, padece desde su detención hace dos meses en la prisión de Schveningen, a las afueras de la ciudad y no distante del TPIY, la instancia judicial que la ONU creó en 1993: 'Las conversaciones con mi familia, con mi mujer y hasta con mi nieto de dos años y medio son controladas'.

'¿Me va a cerrar el micrófono cuando hable como la otra vez?', le espetó chulesco al presidente de la Sala Tercera, el británico Richard May, quien, con una flema que hacía honor a su origen, aguantó la andanada. 'Necesito al menos cuarenta minutos para expresarme. Si no puede ser, mis asesores legales distribuirán a la prensa mi escrito', amenazó sacando unos cuantos folios doblados. Finalmente fue el propio tribunal el que entregó el escrito a los medios de comunicación. Sobre el texto, mecanografiado en inglés y elaborado por sus consejeros, Milosevic había escrito a mano algunas correcciones. Así, de forma puntillosa, al Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), el antiguo presidente lo califica con su puño y letra de 'terrorista'.

May no le permitió que hablara durante los 40 minutos requeridos, pero no le impidió que descargara toda una batería crítica contra la propia naturaleza del tribunal, contra el sumario abierto por Del Ponte y contra el régimen carcelario: 'No me dejan tener regularmente visitas de mi familia; tampoco contactos con mis consejeros legales que se ocupan de mis asuntos aquí y en Yugoslavia, ni hablar con la prensa...'. Mirjana Marcovic, su esposa, le ha podido visitar al menos dos veces y también lo han hecho varios representantes yugoslavos y extranjeros de lo que él describe como su entorno de colaboradores legales. Dos de ellos mantuvieron el miércoles un encuentro con él de más de tres horas, para preparar la sesión de ayer y el seguimiento de la demanda que ha presentado ante los tribunales de Holanda contra su detención y la jurisdicción del TPIY.

'Señor Milosevic, el estatuto de esta instancia no le autoriza a tener encuentros con la prensa', le contestó con paciencia el presidente de la Corte, 'pero consideraremos todas esas quejas'. 'Indudablemente, todos estos problemas que alega serían más fáciles de resolver si dispusiera de un abogado defensor', añadió. El ex dictador burló la semana pasada el reglamento y concedió vía telefónica una entrevista a una cadena de televisión norteamericana.

Ya lanzado y consciente de la oportunidad que le brindaba la presencia de medios extranjeros y de la cobertura en directo de la CNN, el ex presidente yugoslavo, vestido de azul oscuro y portando corbata con los colores de la bandera yugoslava, hablando muy suelto en inglés y exhibiendo una buena forma física, desgranó veneno contra Del Ponte, a la que miró con una mueca irónica cuando ésta reclamaba a May más tiempo para cerrar el sumario: 'Lleva dos años y medio investigando y aún no ha sido capaz de aportar pruebas concretas'.

Milosevic afirmó sentirse víctima de una situación que calificó de descompensada, en la que, dijo, hay dos bandos: uno recurre a la OTAN y a la información de los servicios secretos y el otro, el suyo, 'el de la verdad'. 'Éste es un tribunal ilegítimo donde se presentan falsas acusaciones. Es una mera institución política que no reconozco', bramó en un momento, lo que suscitó la sonrisa nerviosa de su bestia negra, Carla del Ponte.

Ésta no pudo ver satisfechas dos de las peticiones que planteó en la audiencia de ayer: la lectura pública de cargos al imputado, algo que hasta la fecha Milosevic rechaza escuchar, y forzar que el tribunal designara un abogado defensor de oficio. Sobre lo primero, el presidente simplemente contestó que lo tendría en cuenta; respecto a lo segundo, fue concluyente. Señaló que imponer un letrado es contrario al derecho internacional y, por tanto, reconoció el privilegio de Milosevic a la autodefensa.

'No es fácil, señoría'

La fiscal suiza Carla del Ponte es consciente de las dificultades que entraña el juicio. Encontrar las pruebas en territorio de guerra después de los años transcurridos y conseguir que los testigos comparezcan en La Haya son algunos de los principales retos a los que se ha tenido que enfrentar el tribunal desde que comenzó su andadura. Aunque el acta de acusación contra Milosevic fue presentada hace más de dos años, Del Ponte no pudo ayer precisar cuántos testigos va a presentar ni cuándo va a poder comenzar el juicio. 'Estamos trabajando, señoría, pero no es fácil', reconoció, para regodeo de Milosevic ante las apremiantes preguntas del presidente de la sala, Richard May, que le instigaba a acelerar el proceso. Consciente de la importancia del caso, el juez británico quiere que el juicio comience en los primeros meses del año próximo, pero, tras recordarle a la fiscal el tiempo transcurrido, accedió a concederle algunas semanas más de plazo. Para comprobar la marcha de las investigaciones, May estableció una nueva cita para el próximo 29 de octubre. Del Ponte quiere ampliar las acusaciones a los crímenes cometidos en Bosnia y Croacia, y prometió que estarán listas el 1 de octubre. La fiscal ha avanzado la posibilidad de que Milosevic sea acusado también de genocidio, el cargo más grave que contempla el tribunal. Por el momento, las únicas acusaciones se refieren a crímenes cometidos en la provincia serbia de Kosovo: deportación, asesinato, crímenes contra la humanidad y persecución por razones religiosas, políticas y raciales. Junto a cuatro de sus lugartenientes, Milosevic está acusado de ordenar planificar, instigar, ejecutar y ayudar en las brutales violaciones contra los derechos humanos, y sólo por estos cargos podría hacer frente a una condena de cadena perpetua.

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