2.000 personas cortan el acceso al aeropuerto de Melilla en protesta por el accidente de Málaga

Los accesos al aeropuerto de Melilla quedaron restablecidos ayer a las 16.15, tras permanecer cortados durante más de una hora por unos 2.000 melillenses que se concentraron para reclamar 'aviones seguros' tras el accidente sufrido el miércoles en Málaga.

Un fuerte dispositivo de seguridad, formado por fuerzas del Cuerpo Nacional de Policía, la Guardia Civil y la Policía local, impidió a los manifestantes entrar en el aeropuerto, ya que habían amenazado con invadir las pistas de aterrizaje. Los concentrados sólo permitieron pasar a los pasajeros a pie y con billete. Ayer, la compañía Binter sustituyó el CN-235 siniestrado por un Fokker 50 de mayor capacidad por lo que no se cancelaron vuelos.

La Oficina del Defensor del Pueblo informó ayer de 'las numerosas quejas' que ha recibido en los últimos años 'sobre el mal estado de los aviones CN-235 que la aerolínea Binter utiliza para cubrir este trayecto' y solicitó al Ministerio de Fomento 'el envío de un informe en el que se expliquen las medidas que se van a tomar para solucionar este problema'. Por su parte, la compañía CASA, fabricante del aparato, informó por medio de un comunicado que los CN-235 han superado 'las pruebas más exigentes del mundo desde el punto de vista de seguridad de vuelo'.

El presidente de Melilla, Juan José Imbroda, declaró que 'AENA tiene prevista la ampliación de la pista del aeropuerto de la ciudad de 1.100 a 1.400 metros, lo que dará más seguridad en la operaciones'. Imbroda añadió que el gobierno local 'viene reclamando desde hace tiempo que se instale un sistema de ayuda a la navegación nocturna'.

La Comisión de Investigación de Accidentes aéreos desplazada a Málaga recuperó ayer las cajas negras del avión siniestrado, lo que permitirá reproducir las conversaciones mantenidas por la tripulación antes del choque. Esta comisión, integrada por 20 representantes de AENA, Aviación Civil, Protección Civil, Binter y CASA, concluyó ayer la inspección sobre el terreno, tras lo cual se procedió al desmontaje del avión. La investigación no ha hecho más que empezar, y la comisión no espera concluir su informe antes de un año.

Además de este comité de expertos, se desplazó hasta el avión la Policía Judicial de Málaga, que ultimó una inspección ocular cuyas conclusiones se remitirán al Juzgado de Instrucción número 4 de Málaga.

También ayer se conocieron nuevos detalles sobre la intervención de los bomberos, muy criticada por algunas víctimas del accidente, que situaron su llegada hasta 25 minutos después del choque. Según un portavoz del aeropuerto, sus bomberos llegaron en poco más de tres minutos, después de recorrer los dos kilómetros que separan el parque de la N-340, abrir una valla para salir del recinto aeroportuario y cortar los quitamiedos de la carretera.

Ocho de los 26 heridos continuaban ayer hospitalizados. La mayoría evoluciona favorablemente, salvo Mustafá Chatiani, un marroquí de 49 años, muy grave a causa de un traumatismo torácico severo y múltiples fracturas. María Rodríguez Bautista, que sufrió una parada cardiorrespiratoria el día del accidente, también continúa grave. Esta mujer perdió a su marido, Emilio Martínez Plaza, en el siniestro; pero sus familiares aún no se lo han comunicado para facilitar su recuperación. Los cadáveres de tres de los cuatro fallecidos han sido trasladados a sus lugares de origen tras las correspondientes autopsias.

La actuación del piloto, Mariano Hernández, fue reconocida ayer por el Gobierno de Melilla, por considerar que 'su pericia evitó una catástrofe'. El Ejecutivo melillense ha decidido también suspender todos los actos oficiales durante la feria, que empieza el sábado y celebrar un acto ecuménico en memoria de los cuatro fallecidos.