'Mi hija no va a crecer odiando a los asesinos del padre que nunca conoció'
Hace un año ETA acribilló a balazos a Manuel Indiano, concejal del Partido Popular (PP) en Zumárraga (Guipúzcoa), mientras se encontraba en su tienda de golosinas. Tenía 29 años, era madrileño y tras conocer a su compañera, Encarna, se había ido a vivir al País Vasco, un lugar que le encantaba. Faltaban dos meses para que naciese su primer hijo.
Su viuda, Encarna, y María, el bebé de diez meses que esperaban cuando él murió, recordaron ayer primero en el Cementerio Sur de Madrid, donde está enterrado Indiano, y luego en Zumárraga, donde vivía la pareja, el aniversario de su muerte.
'Ha sido un año durísimo, a pesar del apoyo que he recibido de muchas personas que me quieren. Pero la gente va olvidando y yo no', dice Encarna. Durante la ofrenda floral en la tumba de Indiano, en la que estuvo acompañada por altos cargos del PP -Javier Arenas, Carlos Iturgaiz y María San Gil, entre otros-, María dormía.
'Es una niña muy simpática, muy especial, que me alegra en los días buenos, pero que en los malos me remueve todo el dolor, porque me recuerda a su padre y porque sé que va a tener que vivir sin él', afirma Encarna, triste pero entera.
A pesar del dolor que la ha rodeado desde antes de nacer, Encarna no teme que su hija vaya a crecer con el odio dentro. 'Porque me temo que tiene el mismo corazón de oro que su padre y porque es difícil que odie a los asesinos del padre que nunca conoció. Ella no ha vivido lo que he pasado yo'.
Cuando sea un poco mayor, le contará lo sucedido: 'Como se le cuentan estas cosas a un niño, diciéndole que su padre está en el cielo, que desde allí la cuida... Porque sé que si no se lo digo yo se enterará en la calle'.
La que no va a olvidar nunca lo sucedido es Encarna: 'No puedo perdonar, lo siento'. El día de ayer, en el aniversario de la muerte de su marido, fue duro. El miércoles pasado, también. Ese día la Ertzaintza detenía en Guipúzcoa al comando Buruntza, al que se atribuyen nueve asesinatos, entre ellos el de Indiano.
'Espero que lo paguen, que paguen por lo que le hicieron a Manuel y por lo que le han hecho a muchos otros, que paguen por dejar a mujeres como yo sin marido y a hijos como María sin su padre', dice firme y dolida.
Encarna sigue viviendo en Zumárraga con María y con su otra hija de 19 años, que tuvo antes de conocer a Manuel. Tras el crimen, decidió quedarse en este municipio de 11.000 habitantes. 'Porque ahí tengo a la gente que me quiere, que está conmigo', asegura.
Ahora ya no tiene tan claro seguir en el País Vasco. 'Cuando estoy mal pienso en irme, empezar en otro lado, pero, ¿dónde voy a ir? Por un lado, aquí tengo a mis amigos, aquí me crié. Por otro, Zumárraga me trae recuerdos, se me hace duro seguir aquí con lo que a veces tengo que oír y ver', dice, 'porque encima de lo que me han hecho tengo que aguantar pintadas, comentarios'. A pesar de todo, sabe que nunca podría dejar del todo su tierra, donde vivió con Manuel, donde nació María: 'Para siempre no creo que me fuese nunca'.
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