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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Terror indiscriminado

ETA dispone de explosivos y carece de escrúpulos.El resultado es el coche bomba. Trece ha colocado en lo que va de año, causando 5 muertos y 47 heridos. Se trata de la forma de terrorismo que marca la distancia máxima entre la imagen que a sí mismos se atribuyen los etarras del valiente guerrillero que arriesga su vida por un ideal y la realidad del asesino múltiple que, sin riesgo para sí, aparca una máquina destinada a matar a ciegas. Que mate o no, y a quién, es algo que depende, incluso si hay aviso previo, del azar.

Una explosión a ciegas en el aparcamiento de un aeropuerto a fines de agosto. No porque los terroristas tengan nada personal contra los que se van de vacaciones, cuyos coches han calcinado, sino porque hacerlo es una forma como otras de demostrar que, aunque sus comandos sean detenidos, aún pueden provocar una matanza masiva e indiscriminada. Hace una semana, un portavoz de Batasuna rechazó la posibilidad de que la explosión que mató a una abuela y mutiló a su nieto en San Sebastián pudiera ser obra de los de siempre, porque ETA nunca ha realizado actuaciones de ese tipo 'de forma indiscriminada'. Lo dijo días después de que esa organización hiciera estallar 40 kilos de dinamita a las puertas de un hotel en Salou y de que intentara una matanza en el aeropuerto de Málaga similar a la que pudo producirse ayer en Barajas a nada que hubiera fallado el dispositivo de evacuación.

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No faltarán voluntarios que interpreten el bombazo de ayer en Barajas como la prueba de la inutilidad de la vía policial. Efectivamente, para que ETA desista, además de detener a los comandos se necesita deslegitimar el recurso a la violencia y, para ello, hacer perder a los terroristas la esperanza de sacar ventaja política, mediante una negociación, del recurso a los coches bomba. Efectivamente, si la prioridad es derrotar a ETA, será necesario combatirla en el terreno policial y judicial, y también en el político. Y ello implica dejar de poner obstáculos a la actuación de la justicia y a la colaboración policial, por ejemplo.

La trascendencia de los pasos dados en esa dirección sólo se hará efectiva, en el aspecto operativo, a largo plazo; pero en el político, el que los responsables de la policía vasca y las fuerzas de seguridad del Estado se concierten en reuniones como la celebrada ayer, tiene efectos políticos inmediatos: deja sin sentido la idea de una paz por separado con ETA. A juzgar por algunas reacciones excesivas contra esos síntomas de entendimiento entre Vitoria y Madrid, determinados políticos nacionalistas han comprendido muy bien el alcance de esa dinámica de cooperación.

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