Ninguno de los 1.093 vuelos programados resultó afectado

Ninguno de los 1.093 vuelos que tenía previsto efectuar ayer el aeropuerto de Barajas fue suspendido a causa del atentado terrorista. Por el contrario, la puntualidad de sus instalaciones rondó el 90% y los retrasos que se ocasionaron a lo largo del día se debieron a motivos ajenos a la explosión del coche bomba.

El despliegue táctico que realizaron los bomberos de las instalaciones -un centenar de profesionales que fue avisado unos minutos antes del estallido- permitió mantener la máxima calificación en seguridad del aeropuerto.

Barajas, según la normativa aérea internacional, está calificado con nueve puntos sobre un máximo de diez. En sus pistas pueden aterrizar los mayores aviones del mundo, siempre y cuando el aeropuerto sea capaz de asegurar unas reservas de agua de 24.300 litros y un vertido por minuto sobre el aparato o zona incendiada de 9.000 litros.

El cuerpo de bomberos de Barajas, al estar dividido en dos parques independientes, envió ayer uno de los equipos a la zona incendiada, mientras que el otro se mantuvo en alerta en el centro de las instalaciones y con capacidad para verter 9.000 litros por minuto ante cualquier otra incidencia. Por eso, los aviones pudieron seguir aterrizando sin problemas.

El aeropuerto abrió a las 14.30 horas dos de los cuatro módulos (el A y el B) de que consta el aparcamiento de la Terminal 2, donde explosionó el coche bomba. Pedro Argüelles, director general de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA), el organismo que gestiona Barajas, explicó que el tercer módulo (el C) estará operativo en un máximo de 48 horas.

'No sabemos el tiempo que nos llevará reconstruir el módulo D. Ahora tienen que verlo nuestros técnicos y los ingenieros de la empresa constructora. Eso sí, no será a corto plazo', explicó Argüelles.

AENA no había calculado ayer las pérdidas ocasionadas por la bomba: 'Lo primero es restablecer la garantía para los usuarios del aeropuerto', aseguró. La bomba afectó a los forjados de las entreplantas, mientras que los pilares no resultaron dañados, según Argüelles.

Tercer atentado en Barajas

ETA, con el coche bomba de ayer, ha atentado en tres ocasiones en Barajas. La banda colocó un artefacto el 29 de julio de 1979 en una maleta depositada en la consigna de las salidas nacionales. La deflagración causó la muerte al buceador José Manuel Amaya Pérez y heridas a otras siete personas.

El segundo atentado se produjo el 6 de enero de 1997, cuando ETA lanzó cinco granadas en las inmediaciones del aeropuerto. Sólo explosionaron tres. Su impacto no llegó hasta las pistas, porque dos proyectiles estallaron en un descampado y otro alcanzó a un camión aparcado en una zona próxima a la N-II.