La misteriosa pintura del batallón
La restauración de la 'casa del profesor' de Tielmes descubre en sus muros un fresco del siglo XIX
Un misterio se cierne sobre las pinturas que han aparecido en la antigua casa del profesor del municipio de Tielmes. La reforma de este inmueble para dedicarlo a casa-museo e ilustrar cómo vivía la gente a principios del siglo pasado ha sacado a la luz una pintura de un batallón de soldados, con su respectivo mando, cuyo origen se desconoce. Los mayores del pueblo no tienen referencias, ni escritas ni orales, de quién pudo ser el autor de estos frescos.
Las pinturas se encuentran en el balcón del Museo de casa rural y escuela de Tielmes, y se pueden ver desde la calle sin necesidad de entrar en el recinto. Las primeras investigaciones las datan en la España de la Restauración, entre 1859 y 1867, según los estudiosos de la zona. En la parte derecha del balcón se pueden ver cinco figuras que pertenecen a un regimiento de Infantería. La formación está compuesta por un tambor mayor, dos cornetas y dos soldados. Además, un cañón muy esquemático se puede apreciar a modo de armón de artillería. Los militares van vestidos con levita y pantalón con polaina, adornados con penacho de plumas y armados con fusil con bayoneta. Esta indumentaria hace pensar a los estudiosos que se trata del batallón de Zapadores de Madrid.
La zona izquierda acoge a un mando de la Guardia Civil, un oficial, un corneta y cuatro números que miran la efigie de un caballo, cuyo jinete tiene el sable desenvainado. Este último personaje, el protagonista del grabado, no se puede ver en el fresco, ya que la apertura de una ventana en una de las habitaciones lo hizo desaparecer. Este detalle hace imposible saber quién pintó esta escena militar. Y eso a pesar de que la parte izquierda es la mejor trazada y conservada.
A partir de aquí han surgido las especulaciones, ya que la escena muestra una parada militar de una persona a caballo como si se tratara de una escultura. El uniforme de los diferentes soldados hace pensar que alguno de los maestros que dio clases en la escuela sirvió de joven en el ejército y que, por ese motivo, fuera capaz de reproducir los uniformes con tal grado de precisión.
Los estudiosos creen que se trata del levantamiento de los generales Riego o Espartero. Algunos incluso lo fechan más tarde, con la Vicalvarada, cuando O'Donnell se rebeló en 1854 contra la reina Isabel II. Esta pintura ha permanecido cubierta por una capa de yeso hasta hace dos meses. La reforma de la casa del profesor de Tielmes ha permitido conocer este descubrimiento durante los trabajos de reforma del lugar. Los vecinos de la zona lo han recibido con sorpresa: creen que el fresco fue tapado por el riesgo que suponía ante las autoridades del siglo XIX. De hecho, sospechan que no se consideraban 'políticamente correctas'.
Las pinturas se han convertido en uno de los atractivos más importantes de la casa-museo. Sin embargo, eso no impide que el paseante se adentre, cuando rebasa el quicio de entrada, en una vivienda de finales del XIX y principios del siglo pasado. La restauración realizada por albañiles de la zona permite observar objetos que ya resultan inéditos para muchas personas. La casa rememora la vivienda de un labrador que está casado y tiene dos hijos. Como le sobra una habitación, se la alquila al maestro del municipio, que también dispone de un pequeño granero transformado en aula para impartir las clases.
Ésta consta de antiguos mapas, plumillas y una pizarra donde los niños adquirían los conocimientos básicos. Los bancos aún guardan los antiguos libros. La sala de estar está perfectamente preparada para el almuerzo. Los cubiertos y los platos son antiguos, al igual que el aparador donde se guardan. La mantelería, de nuevo, tampoco desentona.
Lo mismo ocurre con el resto de las estancias, como las habitaciones, donde se guardan los juguetes de los niños o los libros del maestro. Las camas tienen los cabeceros de barrotes y están cubiertas con colchas bordadas. La cocina cuenta con todo tipo de detalles, como la antigua chimenea, donde se preparaba el caldero, un pan de pueblo para cortar y multitud de cacharros de cobre.
Prestados
Todos estos utensilios que guarda la casa han sido cedidos por los vecinos de Tielmes para la casa-museo. Los han prestado por un periodo de seis meses, que se prorrogará de forma automática si no quieren recuperar sus pertenencias. 'La gente ha desempolvado muchas cosas que tenía abandonadas en desvanes, en trasteros y en casas viejas, lo cual es de agradecer. Por ejemplo, el lavabo tuvimos que recogerlo en una chatarrería, porque nadie guardaba alguno de esa época', explica la guía del museo, Rosa López Avilés.
La casa mantiene originales la puerta de entrada a la vivienda, el primer pupitre de la clase, el suelo de la cocina, la barandilla de la escalera y las vigas. El resto ha tenido que ser restaurado a toda velocidad, ya que las lluvias de este invierno amenazaban con derruir esta escuela, que pertenece al Ayuntamiento de Tielmes. Por eso se alcanzó un acuerdo con la Comunidad de Madrid para destinarlo a museo.
El proyecto no está terminado, ya que en los próximos meses se pretende completarlo con la construcción de un retrete en el patio de la casa y un granero donde se guarden los aperos de labranza, con un carro incluido. 'Queremos que el recinto acoja diversas exposiciones que hagan atractivo venir a Tielmes cada cierto tiempo. Parte del aula se ha utilizado ya como sala de exposiciones. En Navidades tenemos pensado montar un belén gigante', explica López Avilés. El museo también acoge excursiones de escolares y visitas concertadas durante la semana.
Museo de Casa Rural y Escuela (calle de la Escuela, 7). Viernes y sábados, de 11.00 a 13.00 y de 19.00 a 21.00; domingos, de 12.00 a 14.00. Gratuito. Más información: 91 874 60 02
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