Emigrantes detrás del balón
76 futbolistas españoles jugarán esta temporada en el extranjero, la mayoría en busca de la oportunidad que no encuentran en la Liga
Algunos han viajado a la ciudad de destino en un avión privado y rodeados de guardias de seguridad; otros se marcharon con una mochila y un billete de autobús en el bolsillo. Figuras y modestos. Célebres o anónimos, los futbolistas españoles han descubierto que existen equipos más allá de los Pirineos o de la raya donde buscarse la vida. Y esta temporada, se han dedicado a ello con un entusiasmo insólito, récord. 76 jugadores en total -sumando los que ya emigraron temporadas atrás y los que se suman este año- vestirán la camiseta de algún club extranjero. Desde Mendieta, fichado por el Lazio por 8.000 millones al Valencia, hasta Marco Pérez, rocoso defensa central del Vaduz de Lietchtenstein, la fiebre por partir a lo desconocido y el efecto boomerang de la ley Bosman se han apoderado de los jugadores españoles tras décadas en las que jugar fuera de 'casa' era una anécdota, que, encima, solía acabar más bien mal: Gallego, Víctor, Martín Vázquez...
'Lo peor es adaptarte a una nueva vida, es un poco triste'. La nostalgia, acostumbrarse a otra cultura, a otro idioma, esos son los principales inconvenientes para Sánchez Broto, portero del Livingston de la Primera División escocesa que jugó en el Zaragoza y el Málaga. Sin embargo, él ha superado la 'morriña' y se ha convertido en el héroe de su equipo. La pasada semana detuvo un penalti al todopoderoso Celtic de Glasgow, permitiendo a su equipo arrancar un empate. Sánchez Broto pertenece a esa estirpe de enamorados de su profesión que, una vez sin equipo en España, optó por hacer las maletas. Como Christiansen, aquel chaval rubito del Barça de Cruyff que metió un gol de espuela con la seleción española y que hoy se gana la vida en el Bochum alemán. O el central vasco Zigor Aranalde, que tras una poco vistosa trayectoria en Segunda División (militó varias temporadas en el Marbella) ahora prueba fortuna en un modesto club inglés, el Walsall.
Un caso muy distinto es el de dos jóvenes promesas que despuntaron con la selección sub 18. El gallego Pablo Couñago y Jacinto. Los dos han acabado en Inglaterra, en el Ipswich Town y el Southampton respectivamente, pero su decisión se debió a que 'en España nadie da oportunidades a los jóvenes y nosotros queremos jugar el mayor número de minutos posibles'. La explicación es de Pablo, un prometedor delantero de la cantera del Celta, pero su caso se puede aplicar perfectamente a Jacinto, forjado en el Espanyol. El medio centro del Barcelona Mikel Arteta también se marchó -eso sí, cedido- al Paris Saint Germain para foguearse, para jugar los partidos de primer nivel que el Barcelona no le podía garantizar.
Junto al joven Arteta en el club parisino aparecerá la foto de un veterano como Cristóbal. El lateral abandonó el Espanyol para terminar su carrera deportiva y 'tener nuevas experiencias en un equipo muy competitivo'.
'Portugal y España están muy cerca, es normal que haya mucho trasvase de un país a otro'. Paulo Futre, el director deportivo del Atlético, explica así que la Liga portuguesa sea la mayor receptora de jugadores españoles, con 22. 'El idioma también ayuda'. Así, Espejo, del Madeira, Toñito, del Santa Clara o Jesús Seba, el gitano que triunfó en el Zaragoza de principios de los noventa, del Os Belenenses, son un ejemplo de esta forzada emigración.
Italia también está cerca, cada vez más. A los fichajes estrella propios de un campeonato acostumbrado al delirio de las contrataciones millonarias (José Mari, Javi Moreno, Farinós), se une esta temporada la sorprendete hiperpoblación de españoles en el Udinese. Allí juega el hermano de Iván Helguera, Luis -el español que más minutos disputó en la pasada edición del Calcio-, pero también han recalado este año tres jugadores que proceden del Ciudad de Murcia, recién ascendido a Segunda B, Cordero, Bernal y Esteban. Tres chavales de menos de 20 años 'encantados' de iniciar la aventura. Encantados y sorprendidos. 'Lo más seguro es que nos cedan a algún equipo o que juguemos en el filial, pero si nos han contratado será que creen en nosotros', dice Esteban.
Algunos triunfan. Otros regresan con un poco más de dinero a España para ir tirando mientras planean su vida tras la retirada. Y cada vez son más.
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