Reuniones de alta tensión
El enfrentamiento entre Antonio Camacho, el principal accionista de Gescartera, la agencia de valores de la que han desaparecido 18.000 millones de pesetas, y David Vives, el director general de supervisión de la CNMV, llegó a provocar situaciones muy comprometidas entre ambos.
En varias reuniones entre diciembre de 1998, cuando comenzó el expediente de supervisión ordinaria, y el 30 de marzo de 1999, cuando, en la sede de la propia CNMV, se enfrentaron Vives y siete inspectores al equipo de Camacho, la tensión fue en aumento. En una de ellas, Vives llegó a calificar a Camacho de 'delincuente financiero', según las fuentes consultadas, y le indicó que su sitio era 'Alcalá-Meco', en referencia a la cárcel en las proximidades de Madrid.
Camacho se encuentra actualmente encarcelado en la prisión de Soto del Real por orden de la juez de la Audiencia Nacional Teresa Palacios, que instruye el caso.
El choque entre ambos alcanzó un punto máximo en la reunión del 30 de marzo, que fue 'tensísima y muy desagradable', según Javier Valenzuela, que asistió en calidad de delegado de Gescartera en Valladolid, y que dimitió tras descubrir ese día las maniobras con las que Camacho trataba de engañar a la CNMV.
El turbulento enfrentamiento entre Camacho y Vives resulta notable, pues diversos colaborades del antiguo director general de supervisión de la CNMV lo describen como una persona reservada, poco dada a despliegues de ira en público.
Vives abandonó la CNMV al mismo tiempo que cesó en la presidencia Juan Fernández-Armesto para volver al Banco Popular, de donde había salido con una excedencia tres años antes para trabajar en el organismo regulador de los mercados.
Poco después, mediante una jubilación anticipada, dejó el banco. Este periódico ha tratado de ponerse en contacto con Vives, sin conseguirlo.
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