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Crónica:CULTURA Y ESPECTÁCULOS
Crónica
Texto informativo con interpretación

LA DESCARGA DE MANU CHAO

No hubo un minuto de descanso. Lleno total en el concierto del ex líder de Mano Negra la madrugada del jueves en Bilbao. Pura fiesta y diversión

Amelia Castilla

Fueron cerca de tres horas de tralla. Manu Chao se apoya en nueve músicos excelentes que mezclan el punk-rock con el reggae y el rap, a base de guitarras, bajo, trombón, trompeta y acordeón. Todo ello mezclado con sampleados lanzados desde el teclado. No faltaron tampoco las grabaciones incorporadas de sonidos recogidos de emisoras de radio o del metro madrileño. Todo encadenado de forma que sonara como una sola canción. No hubo un minuto de descanso. Para que un concierto así funcione hace falta mucho ensayo y la banda de Manu Chao lleva dos meses y medio en la carretera recorriendo diferentes países, lo que les proporciona una gran seguridad en el escenario.

Con puntualidad británica, a las doce en punto de la noche, subió el primer músico al escenario, Bidji, un jamaicano que sería el último en bajarse y que empezó a jalear al público. Manu Chao irrumpió después colgado de su guitarra y cantando Welcome to Tijuana. El delirio no había hecho más que empezar.

La plaza del Gas, una hondonada rodeada de empinadas laderas, estaba a rebosar de público. Durante días se alertó en los medios de comunicación sobre la inseguridad del lugar, ante la posiblidad de que se produjera una avalancha de gente y la más que difícil evacuación de una plaza que es una auténtica ratonera, dado que sólo se puede acceder a ella por una estrecha calle.

El miedo debió disuadir a muchos, pero más de 8.000 personas asistieron al concierto desde la plaza y varios miles más lo siguieron desde una pantalla instalada frente al Ayuntamiento, junto a la ría. En ningún momento se llegó a cortar el acceso al recinto y no se produjeron más incidentes que los protagonizados por los seguidores de Manu Chao que trataron, como es habitual en la mayor parte de los conciertos de estas características, de subir al escenario y que fueron reducidos por el equipo de seguridad.

Ajenos a esos detalles, Manu Chao y Radio Bemba Sound System dieron la talla. La expectación creada en torno al concierto se correspondió con lo que se ofreció en el escenario. Chao, que no paró de saltar y cantar, demostró una vez más que es una bestia escénica y que realmente el concierto de Bilbao era muy importante para él. El músico repasó sus cerca de veinte años de carrera. Hubo temas de Mano Negra, su antigua banda, de sus discos en solitario, Clandestino y de Próxima estación: Esperanza y varios temas inéditos, entre los que destacaron, Marijuana y Rumba de Barcelona, una continuación u otros hermanitos de los dos álbumes anteriores. En total, casi cuarenta canciones sin contar los tres bises. Eso sí, no tocaron Me gustas tú, su canción más comercial. Posiblemente un guiño irónico para reafirmar su independencia.

Cerca de las tres de la madrugada, el público, sudoroso y contento, abandonaba un recinto que mañana ocupará Fermín Muguruza, ex líder de Negu Gorriak y banda amiga de Mano Negra. Posiblemente ése sea el último concierto que se celebre en la plaza del Gas, donde está previsto que se levante un frontón, pisos y un aparcamiento.

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