La Generalitat asume todo el riesgo de la concesión del Oceanográfico
La Generalitat sostiene que los auditores propusieron dividir CACSA en sociedades limitadas
El Oceanográfico de la Ciudad de las Artes y las Ciencias estará compuesto por siete torres submarinas que albergarán diferentes ambientes acuáticos: el mar Mediterráneo, mares tropicales, océanos, mares árticos o islas, entre otros. Tortugas, praderas de posidonia, pingüinos o delfines compartirán el complejo con restaurantes de comida rápida o plantas de energía para 'garantizar el confort hidrotérmico de los tanques de los animales y de los recintos públicos', según establece el pliego de condiciones.
El futuro operador debe definir los costes de tales instalaciones, controlar el mantenimiento de las mismas y exigir las reposiciones necesarias para mantener en marcha el complejo. Y cobrará por ello.
José Luis Olivas, vicepresidente del Consell y máximo responsable de los 'grandes proyectos' que impulsa la Generalitat, explicó ayer que CACSA ha constituido cuatro sociedades limitadas para gestionar el Museo de las Ciencias, L'Hemisfèric, el Oceanográfico y el aparcamiento del complejo siguiendo una recomendación de los auditores de la empresa pública. 'Cada sociedad llevará su propia contabilidad de ingresos y gastos y así será más fácil establecer dónde hay pérdidas y ganancias', explicó Olivas. 'Las sociedades son limitadas porque CACSA es el accionista único de todas ellas', añadió.
Pero no deja de ser una incongruencia que una sociedad cuya responsabilidad está limitada a un capital de apenas 50 millones de pesetas, vaya a adjudicar un complejo que ha costado miles de millones de pesetas a un operador que debe tener un capital mínimo diez veces superior. La creación de la sociedad limitada parece una pantalla para sortear las exigencias de un concurso público. La cesión se producirá, de hecho, a través de un procedimiento negociado, prácticamente, una adjudicación directa.
El concurso restringe la participación a operadores con experiencia en la materia. Sin embargo, el mismo pliego admite que pueden optar a la concesión sociedades de reciente creación.
El pliego permite a los aspirantes elaborar hasta tres propuestas de tarifas y vincula el volumen de inversión con el número de visitantes, una ecuación que no siempre responde a la realidad. Pero, sobre todo, deja en manos de los futuros concesionarios la elaboración del plan de viabilidad, que constituye la base para establecer la retribución que recibirán. Es decir, los objetivos que debe cumplir el Oceanográfico no vienen definidos por la propiedad, sino por el futuro explotador. De modo que si los ingresos no son suficientes para pagar la retribución requerida por el concesionario, serán las arcas públicas las que cubran el déficit.
El personal al servicio del concesionario, será 'autorizado' por la propiedad. Así, si se produce una rescisión del contrato, será la Generalitat la que asuma las responsabilidades contraídas con los empleados.
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