VICIO
Todavía con el jet-lag de miami, sin saber siquiera dónde carajos estoy, me meten en un pub como de miraflores, pero en malasaña, que sólo el nombre me da grima. y allí, perdido entre la niebla de los fumadores, como faro de viciosos, como un héroe televisivo rodeado de clase-medieros más volados que una cometa, está mi amigo boris, mi extra-terrestre favorito, con sus ojitos dulces, procurando acostumbrarse al acoso de los pendejos que no soportan la fama ajena, huevones pezuñentos con sus cojudeces y buscabroncas acribillados por una lluvia de dardos de coquirri, chupando para saciar una sed insaciable, de pozo sin fondo ni dobles fondos. llegar de nuevo a madrid en pleno mes de agosto es empezar de cero porque, aunque haya mucha gente por todas partes, en realidad no hay nadie. menos mal que está mi boris, mentiroso como yo, pendiente de su look, igual que yo, tan glamuroso y catódico, lo mismo que yo, preocupado por el castigo del tiempo, qué chucha, tremendas arrugas que son las castigadas avenidas por las que circula la memoria. cuanto más has vivido, más arrugas te salen. e intento que no se me vean las de la frente porque, de reojo, chequeo que el cholón de culito durito que hay detrás de la barra me está mirando con unos ojitos que parecen bengalas de cumpleaños y una expresión inequívoca de que le pica mucho la ñata. pero estoy supercansado, ya te dije, acabo de llegar de miami y dentro de mi cabecita, tan inteligente ella, se disparan todas las alarmas que me ordenan, venga, baylyto, márchate al hotel, no seas vampiro, descansa, dúchate, pórtate bien y llama a tu casa y habla con tus niñas. eso dice mi ángel de la guarda, claro, tan previsible, mientras que mi demonio, él, con ganas de ponerme en fa, enfundado en una doble piel de látex que parece el preservativo de una salchicha alemana, ideal para formar parte del cuerpo de baile de madonna y pinchanguearse con la reina o, mejor aún, con los otros bailarines guapitos y coquerazos, me recuerda que estamos en madrid, capital del reino, ombligo de la madre patria, en agosto, sí, y que no me conviene pensar más en lima, esa ciudad perdida y sin futuro, ni en miami, esa ciudad encontrada y con presente, y que la vida es corta, qué carajo, y que la noche es tan virgen como alguna vez fui yo, tú, él, nosotros, vosotros y, según tengo entendido, algunos de ellos.
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