Innovar en la trastienda

Los fuegos artificiales arrastran cada día hasta el paseo de la Concha y sus inmediaciones a miles de personas atraídas por la ceremonia pirotécnica. Saben, como los profesionales, que el de San Sebastián es el decano de los concursos españoles. Pero a corto plazo, dicen algunos expertos, tendrá que introducir mejoras en el montaje y preparación de los espectáculos si no quiere estancarse y quedarse a la cola de los certámenes internacionales de prestigio.

La reflexión está sobre la mesa. Ricardo Caballer, cuarta generación de una familia valenciana de expertos en fuegos de artificio, supervisa desde el domingo para el Ministerio de Industria la instalación de los espectáculos. 'He planteado a los organizadores que sería bueno introducir algunas modificaciones y realizar un único montaje fijo el primer día que puedan utilizar todas las casas pirotécnicas', señala.

Este es el sistema que emplean los certámenes de Toronto, Montreal, Vancouver o los japoneses. En cambio, en San Sebastián, técnicos de cada empresa trabajan de sol a sol y montan en el día el material necesario para su espectáculo nocturno. Tienen sus limitaciones, fundamentalmente fijadas por seguridad. La organización les exige, por ejemplo, que sitúen las carcasas más grandes, las de 250 milímetros, junto a la barandilla de la Concha y con un ángulo determinado para que no haya riesgo de que estallen en el paseo o la playa, explica Mikel Huércanos, responsable de la zona de fuegos. Pero las pirotecnias pueden distribuir como quieran el material en el recinto de Alderdi Eder.

Caballer está convencido de que un montaje único facilitaría mucho las cosas. 'Muchas veces 24 horas es un tiempo muy ajustado para la instalación. Habría además mayor seguridad, y en caso de que se produjera algún percance, un cortocircuito o similar, todos los concursantes estarían en igualdad de condiciones'. El lunes, por ejemplo, la casa castellonense Altura Zarzoso tuvo que emplearse a fondo y lanzar a mano la mayoría de los fuegos y la víspera, la australiana Foti's no pudo disparar su traca final por un corte en uno de los cables.

La propuesta de Caballero ha sido bien acogida por el Centro de Atracción y Turismo (CAT), responsable de la organización de las fiestas. 'Es una idea muy interesante', asegura su director, Manu Narváez, 'porque puede contribuir al perfeccionamiento del concurso'. Narváez anuncia que se encargará un estudio para analizar la viabilidad del proyecto, que supondría un coste importante para el CAT. La organización tendría que afrontar la compra de todo el material para ponerlo a disposición de las empresas pirotécnicas. 'Contrastaremos además con otros certámenes internacionales', señala.

En todo caso, la propuesta de Caballer ya tiene sus críticos. Otras voces autorizadas del sector estiman que imponer un único montaje a las pirotécnicas supondría 'homogeneizar mucho los disparos y limitar los márgenes de creatividad', acotados también por un presupuesto de 2.700.000 pesetas. Sugerencias no faltan. Hay quien plantea, incluso, lanzar los fuegos artificiales desde barcazas situadas en la propia bahía de la Concha. En cada espectáculo se emplean entre 700 y 1.000 kilos de material pirotécnico: nitratos, percloratos y pólvora, que se emplea básicamente para elevar la carcasa.