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Columna
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Papá ven en tren

Agosto sin políticos es como quedarse huérfano, como vivir otra vez uno de esos veranos sin padres de nuestra adolescencia. Al principio todo resulta muy prometedor y excitante, pero al final se acaba la comida caliente, y uno acaba deseando que regresen para que alguien sea objeto de nuestras iras y causa de nuestras frustraciones. Yo pensaba que sin las tergiversaciones interesadas de los padres (de la patria), agosto era el mes más adecuado para estar informado; pero no es así. Los grandes enigmas de la Historia siguen siendo irresolubles en verano. Por ejemplo: ¿qué resulta a la larga más contaminante, la elaboración del famoso cloro de Jódar o la fabricación del proverbial orujo de Torreperogil? No sabría decirlo. Según los vecinos de Torreperogil, los humos que oscurecen su aire y los apestosos olores de su fábrica de orujo son, junto al hedor de sus aguas residuales, los causantes de sus numerosos casos de cáncer terminal. Según los 44 trabajadores que quedan vivos de los 60 que elaboraban cloro en la empresa Electroquímica Andaluza de Jódar, seguro que hay relación entre esnifar mercurio durante 20 años y morirse de una cosa que se llama hidrargirismo. Y hablando de hidrargirismo, ¿qué es peor, morirse de eso o morirse de sed? Muertas de sed están las 60.000 personas que viven en Alcalá de los Gazules, en Zahara de los Atunes, en Atlanterra y en Arcos de la Frontera, pueblos de Cádiz donde en pleno verano del siglo XXI no hay agua para beber y no digamos ya para apagar un incendio. Por cierto, me gustaría saber si el detenido como supuesto autor del incendio de Cazorla es un militante del PP, y si ha prendido fuego al bosque para desviar la atención del caso Matas. Si así fuera, espero que eso no sea indicio de que el ministro Matas va a tener con el fiscal que lo acusa la misma reacción que tuvo con su mujer un tal Mario M.C., de Jaén, que el martes quemó su casa con su esposa dentro porque ésta lo había acusado de malos tratos. ¿Estará ya en libertad este sujeto, Mario M.C.? Lo digo porque el pasado jueves el juzgado de instrucción número 2 de Granada puso inmediatamente en libertad a un tipo que había pinchado con una navaja a su mujer. Es cierto que el hombre se acababa de enterar por terceros de que su esposa trabajaba en un club de alterne, pero no sé si eso constituye motivo para pinchar a tu cónyuge. ¿Y para pinchar a tu padre? ¿Qué motivos se necesitan para rajar a tu padre? Que se lo pregunten al almeriense D.R.R., o a su anciano padre de 71 años, que el miércoles pasado tuvo que llamar a la policía pidiendo auxilio porque su hijo lo estaba corriendo a puñadas; o al malagueño P.G.C., que el lunes acuchilló a su padre y a su madre. Lo que pasa, según la doctora López Narbona, psicóloga clínica infantil del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla entrevistada por este periódico la semana pasada, es que 'los niños necesitan amor y límites; la familia democrática sólo ha traído problemas'.

No sé. Ante tanta atrocidad casi se echa de menos la inofensiva y confortable fatuidad de nuestros padres de la patria, la comida caliente de nuestra familia tradicional. Manuel, Teófila: venid pronto a casa, venid en tren.

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