Díganme que no es verdad
¡Por favor, díganme que no es verdad! Las obras de remodelación de la Gran Vía de Madrid se anunciaron a bombo y platillo. Hoy he pasado por esta calle y quisiera que alguien me reconfortara: he visto unas barandillas cromadas (sí, sí, cromadas) y unas farolas de diseño horroroso. Me gustaría creer que son provisionales, que a nadie se le ha podido ocurrir desfigurar así esta calle. Tres metros más allá, en la calle de Alcalá, recién remodelada también, para separar la acera de la calzada se han puesto unas rejas de estilo 'herreriano', estilo mucho más acorde con la ciudad de Madrid. Pero mucho me temo que mis deseos quedarán en eso: en su día también puse en duda que los chirimbolos fueran en serio y allí están, reyes de esquinas y aceras, dominando el paisaje urbano. Y si no, que alguien se dé una vuelta por el paseo de la Castellana, justo enfrente de los Nuevos Ministerios: el bulevar aún no se ha repuesto de las recientes obras, pero, eso sí, enseguida han plantado dos chirimbolos nuevos, para que nadie se haga falsas esperanzas. ¡Socorro!
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