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Reportaje:

El regreso a la capital del bailarín pródigo

Antonio Márquez y su compañía continúan la historia de 'Carmen' en el patio central del Cuartel del Conde Duque

F. Javier Barroso

'Gracias a Dios he podido venir a Madrid y estar con mi público. La cantidad de compromisos que tengo fuera me impiden casi siempre estar aquí'. Con estas palabras inició ayer Antonio Márquez (Sevilla, 1963) la presentación del espectáculo que interpretará los días 7 y 8 de agosto con su compañía en el patio central del Cuartel del Conde Duque. El bailarín ha elegido para esta cita las obras Después de Carmen y Movimiento flamenco. Ambas han cosechado grandes éxitos de público y crítica en el extranjero. La compañía Antonio Márquez fue creada en 1996 y hace un año se convirtió en la formación de danza del Ayuntamiento de Madrid.

Después de Carmen está basada en una idea original de Eva Leiva y música de Georges Bizet, compositor romántico francés del siglo XIX. Narra la historia del torero Escamillo y cómo rehace su vida tras la muerte de su amada. Se trata, según explicó Antonio Márquez, de una visión diferente, con la que se pretende explicar a la humanidad cómo está perdiendo su ilusión. 'Cuando perdemos algo que queremos, dejamos de luchar y no nos damos cuenta de que hay otras cosas por las que merece la pena vivir. Al final triunfa la ilusión', relató el bailarín. Al final, el torero se enamora de otra mujer que él quiere creer como Carmen. Así vuelven la paz y el sosiego a su atormentada vida.

Esta obra no pretende ser 'en ningún caso' una segunda parte de Carmen y sólo busca ofrecer una visión diferente del final trágico. Para ello, Márquez ha elaborado una coreografía 'fresca, joven y muy preparada', con un final apoteósico y alegre. Después de Carmen se estrenó en el Teatro de Madrid hace año y medio, y consiguió el Premio de la Crítica de Jerez de 2000. La obra fusiona la música de Bizet con el flamenco, una mezcla encargada al compositor Faustino Núñez. La colaboración de Nuria Leiva en la coreografía le ha dado un toque 'más flamenco'. Goyo Montero se ha encargado de los solos de Márquez.

Movimiento flamenco, segunda parte de este espectáculo de dos horas y media de duración, es un recorrido por los diferentes palos del arte jondo. Antonio Márquez muestra en La romera un gran nivel técnico. 'El traje corto y la bata de cola son indumentarias de hoy en día. Se trata de un género que mis colegas ya casi no tocan. Yo, sin embargo, he tratado de mantenerme con lo que aprendí', explicó el bailarín sevillano.

Márquez señaló que ambos espectáculos han cambiado desde sus estrenos, ya que acostumbra a modificarlos y retocarlos de forma continua: 'Soy una persona a la que le gusta oír las críticas negativas constructivas. Rectifico y sacrifico las cosas negativas de mis espectáculos para potenciar lo positivo. Me gusta adaptar y no hacer siempre lo mismo. Además, está muy trabajado para que no haya una degeneración de estilo dentro de la obra'.

El bailarín se definió como 'clasicista' en su forma de entender la danza. Rechazó ser un purista, ya que ese detalle sólo se siente ' con el corazón'. 'Lo importante es que la gente, cuando vea el espectáculo, se emocione. Por ello garantizo que siempre salgo al escenario como si fuera el último día o la primera vez, porque para mí la reputación es mucho más bonita que la fama', explicó el artista. 'No se trata de dar un bombazo como cuando se descorcha una botella de champán', describió, 'sino de mantenerse mucho tiempo, como han logrado otros. Hay grandes nombres, como Gades, por ejemplo'.

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En el montaje colaboran 12 bailarines, 6 músicos y 3 técnicos. 'Tengo fama de tirano, de exigente y de machacador. En realidad soy muy duro, pero hay que pensar que llevo un carro muy pesado, como es la compañía, y siempre estoy tirando de él. También es cierto que yo aprendí a bailar así', confesó el artista hispalense.

Antonio Márquez inició sus estudios de danza con los profesores María Martín y Paco Torres. En 1982 se incorporó al Ballet Nacional de España. Después pasó a la categoría de primer bailarín bajo la dirección de José Antonio Ruiz. En ese tiempo interpretó El sombrero de tres picos, Don Juan Tenorio, Bolero de Ravel o Zapateado de Sarasate, entre otras obras. En 1993 se incorporó al Ballet Nacional como artista invitado. Tres años más tarde constituyó su propia compañía, con la que debutó en el teatro sevillano de la Maestranza con Movimiento perpetuo.

Márquez explicó ayer que le resulta bastante difícil bailar en la capital debido a los múltiples contratos que le reclaman por todo el mundo. Tras terminar en Madrid, tiene previsto actuar en el Festival de Santander. En septiembre iniciará una gira internacional que incluye actuaciones en Basilea (Suiza), Budapest (Hungría) y Montecarlo. En este último destino participará en la fiesta nacional de Mónaco con El barbero de Sevilla. También prevé viajar a Estados Unidos y volver a la Ópera de París.

A pesar de sus éxitos internacionales, Márquez se quejó ayer porque se siente 'un poco descuidado' en su propia tierra. Señaló los grandes triunfos que ha cosechado en la Ópera de París, en Italia o en Japón, entre otros lugares. 'Aquí se funciona mucho con la fama. Como vengo esporádicamente, me cuesta mucho arraigarme', señaló el bailarín.

Después de Carmen. Compañía de Antonio Márquez. Cuartel del Conde Duque (Conde Duque, 9 y 11), metro Ventura Rodríguez. Días 7 y 8 de agosto, a las 22.00. De 2.000 a 2.500 pesetas.

Antonio Márquez, ayer, durante un ensayo con su compañía en una sala del Teatro Real.
Antonio Márquez, ayer, durante un ensayo con su compañía en una sala del Teatro Real.EFE

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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