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Un informe culpa a la policía de la violencia desatada en la Cabilia

El informe publicado ayer por una comisión independiente sobre los sangrientos disturbios que azotaron la región argelina de la Cabilia entre finales de abril y finales de junio acusa a la gendarmería de haber utilizado en exceso la fuerza, lo que provocó la reacción de la población. La comisión, dirigida por el jurista Mohend Isaad, recibió el encargo del presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, en mayo pasado, poco después de que comenzaran los incidentes en esa región bereber de Argelia.

Durante los mismos, según el informe, murieron 51 personas, 50 de ellas civiles, y resultaron heridas 1.118, de ellas 218 por balas. Las conclusiones indican que los manifestantes no fueron ni los agresores ni quienes desencadenaron los disturbios, y señalan que la actitud de los gendarmes, que utilizaron balas reales, contribuyó a enervar la situación. 'Hubo una orden de disparar balas reales, pero no una de alto el fuego, y los gendarmes actuaron sin intervención de las autoridades civiles como establece la ley', dice el documento, que subraya que la violencia registrada contra los civiles es la de una contienda con la utilización de municiones de guerra. 'Todo hace pensar que los mandos policiales perdieron el control de sus agentes o que la gendarmería está infiltrada por fuerzas externas a su propio cuerpo'.

Los disturbios comenzaron después de la muerte, el 19 de abril, de un estudiante, Masinisa Guermah, de 18 años, en los locales de la gendarmería de la población de Beni Douala, en la provincia de Tizi-Uzu, y la detención de otros dos colegiales en Amizour, en la provincia de Bejaia. Sin embargo, el informe señala que las 'malas condiciones socioeconómicas', la 'falta de salidas' y los abusos de todo tipo contra la población fueron factores desencadenantes de los incidentes, y precisa que 'falta por identificar a los responsables'. Por ello, la comisión promete seguir con sus investigaciones.

El informe excluye toda idea de implicación extranjera o de complot interno, que fue insinuada por el presidente Buteflika para explicar los levantamientos.

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