Zabel roza el sexto 'maillot' verde
El corredor alemán ganó el penúltimo 'sprint' y se queda a dos puntos de O'Grady
Ningún corredor en la historia del Tour ha ganado una misma clasificación, aun secundaria, seis veces seguidas. Ni Indurain, que se quedó en cinco Tours, ni Merckx, que tuvo años blancos, ni siquiera Bahamontes o Van Impe, que seis veces, de forma salteada, se proclamaron reyes de la montaña. Ninguno ha alcanzado nunca el hito del que sólo dos puntos separan al alemán Erik Zabel, que ganó su primer maillot verde de la regularidad en 1996, coincidiendo con el Tour de su compañero de equipo Bjarne Riis. Es, la lucha del alemán, que en el proceso se apuntó ayer al sprint el triunfo en Evry, su tercera victoria este Tour, con el pecoso australiano Stuart O'Grady el único asunto pendiente que le queda a este Tour. Un asunto que, para felicidad del organizador Jean Marie Leblanc, se resolverá hoy, última etapa, en el último segundo, de la forma más espectacular posible: con un sprint en los Campos Elíseos.
La incertidumbre sobre la túnica verde es también, la última herencia de la ya mítica partida de póker de Pontarlier, cuando ni US Postal, ni Telekom ni ONCE-Eroski quisieron asumir la responsabilidad de trabajar contra una fuga que llegó a los 35 minutos. Aquel domingo lluvioso, el US Postal ganó el Tour (o casi: en el equipo reconocieron finalmente que si aquel día deben trabajar para acelerar la caza probablemente habrían perdido en el empeño a los dos españoles, Heras y Rubiera, tocados en la rodilla); aquel día el Kelme ganó la general por equipos (gracias a los 35 minutos ahorrados por Aitor González) en detrimento del ONCE-Eroski; aquel día, en fin, Stuart O'Grady, participante en la fuga y cazador impenitente de metas volantes más que hombre de llegadas masivas, desvistió a Zabel de su habitual verde. Comenzó la jornada tres puntos por detrás del alemán, la terminó 13 por delante. Esos 13 puntos permanecieron sin cambios en los días de montaña y fueron la barrera que lentamente ha ido reduciendo Zabel la última semana. Aún le quedan dos. Una victoria en París tendría, pues, el sabor más dulce para el veterano compañero de Ullrich.
Si Zabel termina de verde debería partir la mitad, al menos, de su maillot PMU con Alexandre Vinokurov, el hombre más espectacular del Tour. El corredor que lo hace todo y todo bien. Y todo por sus jefes. Un corredor de talento y de ambiciones ganadoras, a Vinokurov se le pudo ver igual haciendo de camello (cargando botellines de agua bajo su maillot para formar una joroba) en las primeras etapas; de percherón potentísimo en la contrarreloj por equipos; de penúltimo hombre de Ullrich, águila escaladora, en los Alpes y Pirineos, y, siempre imperturbable, mirada heladora tras gafas de espejo, rostro albino siempre protegido, de lanzador eficaz de Erik Zabel en los sprints. En Sarran se entrenó anulando en el último kilómetro un intento de Simon; ayer se redobló. Llevó a Zabel hasta la línea en la última meta volante y, 20 kilómetros después, sin apenas tiempo para recuperar el aliento (los últimos kilómetros de la etapa de traslado hacia la periferia de París para solaz de cuatro gatos se disputaron a 70 por lo menos, con viento de lado, abanicos y una caída en una rotonda que partió al pelotón), allí estaba el albino kazajo como último hombre del Telekom en el sprint final. Fue el último hombre del equipo, pero no el último ayudante de Zabel, que contó como aliado definitivo con su compatriota Teutenberg, que corre en el Festina y le debía un favor tras hacerle perder el sitio hace un par de días.
A rueda de Teutenberg Zabel ganó (su 11ª victoria en sus participaciones en el Tour, igualando a Armstrong). Por detrás, maniobrando como un corredor de keirin en velódromo, cargando de lomo contra Vainsteins, O'Grady logró colarse y terminar segundo. Un día más de verde.
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