_
_
_
_
OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Burocracia y adopción

¿Por qué tienen que ser los gobiernos los culpables de las mayores amarguras durante los trámites de una adopción? El andaluz se desvive por alargar más allá de lo necesario lo que ya de por sí se convierte en una durísima espera. Yo llevo tres años esperando unos hijos de México. Dicho país ha sufrido un retraso considerable en su tramitación de expedientes, cosa que no podíamos saber hace tres años, y que nos ha cogido a todos por sorpresa. Cuando hace un año solicité al Gobierno andaluz que me dejara tramitar un expediente paralelo a otro país, se me denegó. Lo más rápido, me dijeron, sería anular el expediente en México y empezar de nuevo todo el proceso. Como estos comienzos de evaluaciones y papeleos hasta que tu expediente sale de la Junta de Andalucía dura un año, no lo consideré como una opción adecuada en esos momentos.

Ahora, un año después de aquella solicitud, y sin tener aún noticias de México, la Junta de Andalucía sí les concede a los adoptantes en Rumanía abrir un expediente paralelo con otro país. ¿En qué nos diferenciamos unos y otros solicitantes? Yo he reclamado el mismo derecho que ellos. La realidad es que en nuestra Administración no existe la sensibilidad ni la flexibilidad suficientes para entender que en procesos tan largos cambian las situaciones jurídicas, sociales o políticas de los países a los que nos dirigimos y que nosotros no podemos prever dichos cambios, ni mucho menos debemos ser castigados por nuestra elección por un requisito administrativo de nuestro Gobierno autónomo.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_