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'No estoy lejos de ser el mejor central del mundo'

Bora Milutinovic, por entonces seleccionador mexicano, se enamoró de él a primera vista. Cayó rendido tras un simple partido informal de categorías inferiores. Y, aunque ni siquiera había debutado en Primera, le llamó para la selección. Bueno a él y a su hermano: había dos Márquez en el equipo y el técnico no encontró pistas suficientes en las fichas federativas para saber cuál era el chico que le había encantado. Luego se supo que el bueno era Rafael, hoy ya con 22 años, un central de prestigio probado ya en el fútbol europeo y al que siguen algunos clubes españoles. El jugador sufrió un tirón ayer en la semifinal contra Uruguay y es duda para la final.

Pregunta. ¿Cómo se convive en medio de la rumorología de ofertas que le colocan en equipos grandes y que no acaban de cuajar?

Respuesta. Hay que tratar de dejarlas en un segundo término. No se puede pensar mucho en ellas, hay que seguir trabajando. El trabajo es el que te lleva a las ofertas y a seguir creciendo. En cualquier caso, da mucha emoción saberte considerado. Sirve de motivación para seguir adelante. Para que no te conformes con estar, sino que busques ser el mejor.

P. ¿Y qué pinta un central mexicano llamando la atención de las grandes potencias?

R. México no es un país con tradición de centrales, pero a mí muchas coincidencias me empujaron a jugar ahí atrás. Sobre todo, que mi padre fue central. Desde que empecé a caminar me recuerdo jugando al fútbol, y siempre con la mentalidad de un central. Y también tuve profesores que me enseñaron los secretos del puesto.

P. ¿Y cuáles son eses secretos?

R. Sobre todo, intentar ser siempre limpio y jugar con mucha calidad. Es una de las cosas que se me han mostrado. La clase de un jugador es lo que sobresale. Por lo demás, para ser defensa tampoco hay mucho que aprender. Con estar bien situado no hay problemas. No hay mucha ilógica en la defensa.

P. Pues lo que impera entre los de su clase es que si un central no es duro, no da patadas, no sirve.

R. Un error. Esa obsesión te bloquea otras cualidades. A mí también me tocó pasar por esa etapa. Luego comprendí que no sobresalía dentro de mi profesión jugando así. Con clase, elegancia y soltura se hacen las cosas mejor que con dureza.

P. ¿Usted también fue leñero?

R. Sí, trataba de parar al rival como fuera. Afortunadamente fue en mi etapa de aprendizaje. Con el tiempo, con tarjetas rojas, con el sentirte señalado y tildado de duro por tus compañeros, hace que entiendas que tienes que cambiar.

P. Y su elegancia actual, ¿se aprende o le vino de forma natural?

R. Me ha venido dada, pero también se aprende. Y ver jugadores con la clase de Beckenbauer, ayuda. Desde que lo vi, traté de copiarlo, de ser igual que él.

P. ¿Un ídolo extranjero y al que, por su edad, tampoco le dio tiempo a ver?

R. No, mi ídolo fue Hugo Sánchez. Los pósteres de mi cuarto eran suyos: fue y sigue siendo el ídolo de todo México. A Beckenbauer lo descubrí gracias al vídeo y a los reportajes de televisión que suelen poner sobre los Mundiales. Me tocó verlo y me gustó mucho su estilo.

P. Y entre sus profesores, Marcelo Bielsa, el actual seleccionador argentino.

R. Sí. Fue una etapa de mucho aprendizaje y mucho esfuerzo. Al señor Bielsa le gustaba trabajar. Si era dos horas, había que trabajarlas intensamente. Se hacían las cosas como él decía. Mucho trabajo y muchos ejercicios. Trataba de sintetizar el fútbol, de quitarle cualquier circunstancia imprevisible. Nos veía como robots, pero así también se aprende. Vale mucho para la inercia. Para adivinar, que es ahora uno de mis fuertes. Me anticipo a las jugadas por una cuestión de lógica.

P. ¿Quién es el mejor central de los de ahora?

R. Puede ser que siga siéndolo Hierro, por clase y categoría. Nesta también, aunque con menos técnica. Y Montero, fuerte y técnico. Los tres son la vanguardia del puesto.

P. ¿Y usted, en qué escalón se sitúa?

R. Ya puedo estar entre los 50 mejores. Pero no me da pudor decir que quiero ser el mejor del mundo. Soy consciente de que lo puedo ser si me lo propongo. Y no puedo estar tan lejos como se piensa.

P. Hierro dice que, en el fondo, siempre tuvo alma de delantero. ¿Usted?

R. Coincido. Siempre he sido central, pero me gusta el gol y acompañar las jugadas para terminarlas. Me gustaría jugar alguna vez de delantero. Al menos intentarlo, aunque me veo fuerte como central.

P. ¿Qué prefiere enfrente, un delantero habilidoso o uno corpulento y fuerte?

R. Creo que el habilidoso. El corpulento puede ser tosco, técnicamente malo, pero aprovecha la fuerza para tener oportunidades. En todo caso, conocer al rival ayuda. Si tengo un jugador rápido, hay que estar cerca de él. Si viene uno con carencias técnicas, hay que esperar a que reciba y quitársela.

P. ¿Un nombre, un delantero actual al que no le gustaría medirse?

R. Raúl, sin duda. Es de los que están siempre en movilidad, siempre a la hora del gol, siempre luchando. Y que trabaja tanto en defensa como en ataque.

P. ¿Francia (el Mónaco) se le ha quedado pequeña?

R. Es evidente que sueño con un nuevo salto. Uno siempre trata de mejorar, de buscar el más alto nivel para trascender. Porque yo quiero repetir a Hugo Sánchez. No ser como él, pero sí tan renombrado en todo el mundo.

P. ¿Italia o España?

R. En principio, España. Es el idioma, el nivel. Y si fuera el Madrid, con el equipo que han hecho...

P. Joven y casado con una actriz. ¿Le asusta ser víctima de la prensa del corazón?

R. Ya la estoy viviendo. Se habla de mi matrimonio, fotos, pero no me involucro. Me perjudicaría. Lo primero es el balón, luego el dinero y la fama.

Márquez, durante un entrenamiento con la selección mexicana.
Márquez, durante un entrenamiento con la selección mexicana.ASSOCIATED PRESS

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