Algunas razones para ser antitaurino
La cuestión sobre la legitimidad de la tauromaquia desde el punto de vista ético no depende de una serie de interpretaciones subjetivas de las cuales las nuestras (las de los antitaurinos) sean las más razonables, sino que todo se reduce a una cuestión de pura y dura lógica.
Para empezar, todos los animales (humanos o no) somos iguales ante el hecho objetivo del dolor. No existe una tortura de los perros, otra de los toros, otra de los niños ni otra de los gatos, sino que tan sólo existe la tortura en sí, y sus consecuencias son igual de indeseables para el ser que la padece, independientemente de la especie biológica a la que pertenezca. No es terrible el sufrimiento de los niños, ni el de los patos, ni el de los toros. Es terrible el sufrimiento, y su gravedad no se mide por la belleza ni por el coeficiente intelectual de quien lo padece, sino por su intensidad y por su duración.
Si todos entendemos que sería una injusticia hacerle padecer a una persona (o a un perro o un gato) lo mismo que se les hace padecer a los toros 'de lidia', incluso aunque fuera una 'tradición', ¿por qué hacérselo padecer a un toro no es una injusticia? Si el lector cree que un toro no tiene la misma capacidad para sufrir que un niño, quisiera que me explicara cuál es la relación causa-efecto entre la capacidad de un animal para resolver ecuaciones o componer poesía, y su capacidad para sentir dolor y placer.
¿En qué consiste la tauromaquia? En sacrificar un interés vital de un animal para satisfacer un interés trivial de otro.
«Pues si no te gusta, no lo veas, que nadie te obliga. Pero deja de incordiar, no seas intolerante.
Para el que no entienda por qué nos preocupamos por los animales no humanos habiendo tantas personas que sufren, no olvide que nuestra labor no es muy diferente de la de otros colectivos como por ejemplo Amnistía Internacional, con la diferencia de que ese colectivo defiende a un tipo específico de animales, mientras que nosotros defendemos a otro.
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