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Reportaje:

El juego de la luz

Una exposición en la Universidad Politécnica muestra objetos de iluminación relacionados con obras de arte

'Hemos necesitado cinco meses para preparar todo esto', dicen Aitana y Elena, estudiantes del master de Museología de la Universidad Politécnica de Valencia. El resultado de su esfuerzo es ON-OFF. Arte y objetos de iluminación, que hasta el 3 de septiembre muestra en la sala de exposiciones de la Universidad una colección de candiles, quinqués y lámparas valencianas del siglo XIX y XX.

La exposición es fruto del trabajo de final de carrera de los 39 estudiantes del master de Museología. El tema les había sido propuesto por el director del curso, Pablo Ramírez: Unir elementos de iluminación de diversas épocas con obras de arte que también juegan con la luz. 'Compaginar el arte con la etnografía', en palabras de Ramírez.

Los 27 objetos de luz y las 22 obras de arte provienen de fondos de la Diputación de Valencia. Las obras son de varios artistas, entre ellos Enrique Navas, Eusebio Sempere, Francisco Carreño, Manuel Boix, Equipo Crónica, Javier Garcerá y también David Lynch. A Lucía Martín, del equipo de montaje, le gusta sobre todo la obra de Javier Garcerá Desde las sombras (1996). El contraste de tonos oscuros y claros deja entrever un bosque muy denso donde la luz marca las formas de los troncos.

Así, las obras representan el nexo entre luz artificial y la luz representada de cualquier forma en las obras de arte. La muestra empieza con un una pintura de óleo de Javier Juste, Barco entrando a puerto en medio de una tempestad (1880), cuyo objeto central es un faro que expande su luz sobre un mar agitado. La exposición, así lo definen los estudiantes del master, pretende ser una reflexión sobre uno de los cambios que han caracterizado la sociedad de los últimos cien años.

¿Cómo se ha desarrollado la evolución de las formas de iluminación y cómo se ha reflejado ese cambio en el mundo del arte? Una muestra muy evidente pueden ser las fotografías de David Lynch, que capta imágenes de letreros iluminados, como el de una sala de billar.

En cambio, la obra del Equipo Crónica, Dulce vecino (de Serie Negra, 1975), no representa tanto el contraste de luces y sombras como el del blanco y el negro que marcan el movimiento de la vestimenta de dos hombres en una pelea.

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Una apuesta muy clara y evidente son las instalaciones de Laboratorio de Luz, un grupo de 13 artistas formado en 1990 por profesores y estudiantes de Bellas Artes de la Universidad Politécnica de Valencia. El objeto de sus obras es la luz, sus soportes y formas de manifestarse. De este modo, la instalación Candilejas (2001) es una de las obras más representativas de esta muestra creativa. Unos objetos de luz, como un velón de latón, cuelgan de la pared; detrás de ellos hay una cámara, un objetivo de gran angular que los filma y envía la imagen a un proyector, que las lanza sobre una tela traslúcida de doble capa.

'El juego de colores entre luz y sombras', según resume Trinidad Gracia, miembro de Laboratorio de Luz, es lo que expresa esta instalación y el sentido de la muestra.

La instalación Candilejas (2001) en la exposición de la Universidad Politécnica de Valencia.
La instalación Candilejas (2001) en la exposición de la Universidad Politécnica de Valencia.MÓNICA TORRES

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