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Crónica:FERIA DE JULIO
Crónica
Texto informativo con interpretación

Se desbocó el triunfalismo

La corrida de triunfalismo total. No pasa nada: siempre es así, en Valencia, cuando llegan figuras. Pero función adelante se fue desbocando y acabó en una explosión de histeria, con la plaza en pie de guerra e insultando gravemente a la presidenta, sólo porque se negó a indultar al sexto toro.

El peor insulto que se le puede decir a una mujer, eso le gritaban a coro. Una masa desgarrada, enloquecida, vomitando la grosería desde el anonimato. No era la plaza entera, naturalmente. Una parte nada más -aunque suficiente para tomar por las bravas el tendido y hasta la Bastilla- mientras el resto quería morirse de vergüenza.

Aquella barbarie estropeó una corrida la verdad es que impresentable y fraudulenta, mas divertida, y el resultado noticioso de que Joselito había cortado tres orejas y salía por la puerta grande. Mientras El Juli, que realizó un faenón de los que hacen época (o sea, para estarlo recordando hasta mañana o pasado), erró al final y fue incapaz de cortar las orejas valederas para la puerta grande y mojarle a Joselito una de las suyas.

Ruiz / Joselito, Barrera, Juli

Toros de Daniel Ruiz, sin trapío impresentables, la mayoría anovillados, varios sospechosos de pitones, casi todos inválidos y aborregados; 6º, abecerrado e inválido, devuelto. Sobrero, del mismo hierro, discreto de presencia, muy boyante, para el que se pidió el indulto, premiado con vuelta al ruedo. Joselito: estocada ladeada, rueda de peones -aviso con retraso- y se echa el toro (oreja con protestas); estocada corta caída (dos orejas); salió a hombros por la puerta grande. Vicente Barrera: estocada ladeada perdiendo la muleta (oreja); pinchazo, estocada perdiendo la muleta -aviso- y se echa el toro (ovación y salida al tercio). El Juli: pinchazo, estocada corta trasera y tres descabellos (silencio); espadazo muy trasero descaradamente bajo (oreja). La presidenta, Amparo Renau, fue injustente abroncada y groseramente insultada por no indultar al sobrero. Plaza de Valencia, 21 de julio. 4ª corrida de feria. Lleno.

El faenón se lo hizo El Juli al toro del pretendido indulto. Era sobrero sustituto de un avacado especimen que no se tenía en pie, remate escandaloso de una corrida inadmisible por chica, por blanda y por borrega, si bien hasta que apareció el no hubo en la plaza ni una sola protestas.

Olés y ovaciones, en cambio, continuamente. Olés y ovaciones ensordecedores, con motivo, o sin él; y, además, crecientes, porque el triunfalismo, en cuanto prende, crece como la espuma.

Joselito empezó su primera faena sentado en el estribo, al tercer pase se desplomó el toro y en tanto el pobre mordía el polvo bajo el estribo, la gente ovacionaba a Joselito, quizá para consolarlo en su perpleja soledad, y voceaba: '¡Música, maestro!'.

A partir de ahí hizo Joselito una larguísima faena nada ligada, poco templada, reiterativa y sosa, incluyó manoletinas, mató pronto y le dieron una oreja.

Del cuarto toro le dieron las dos pues su faena transcurrió en medio de una auténtica apoteosis. No era para tanto, ya que no ligaba ni un pase, los daba cortos, si cuajaba alguno largo solía ser aprovechando el viaje. Mas el triunfalismo, que repudia análisis, matices y pensamientos, tolera aún menos que nada ni nadie en el mundo lo modere; y metido hasta la médula en la mayoría del público, exigió por estruendosa aclamación las dos orejas.

Vicente Barrera, que estuvo bien, toreó con su estilo, limpio y digno, mejor al quinto que al segundo, si bien a éste le cortó la oreja y al otro no, por su desigual manejo de la espada.

El tercer toro, corto de arrancada e incierto, tiraba derrotes y El Juli abrevió una faena que empezó con valentía. Y cuando salió el sexto, sobrero, echó el resto.

Hubo en éste un tercio de quites memorable. Venía el caso del tercer toro, cuando Joselito entró por verónicas y El Juli le pegó un baño por gaoneras. Ahora sería al revés. Quitó El Juli por zapopinas y Joselito le pegó el baño serpentineando gaoneras que le salieron perfectas. Sin embargo, no acabaría aquí la competencia y El Juli se tiró de rodillas para marcarse unos faroles de infarto. Y entró después Barrera, por gaoneras para no irse de vacío.

El toro, que tomó bravo una varita y un picotazo, embistió estupendamente a las banderillas de El Juli (muy vulgar, dicho sea hablando en plata ) y al faenón que siguió. Pases enormes dio El Juli, los primeros ligados en la tarde. Pases de todas las marcas. El buen toreo mejoró al toro y fue entonces cuando se produjo la petición de indulto. El Juli no entraba a matar ni a la de tres, por si el indulto llegaba. Y al negarlo la presidenta, pues el toro no merecía semejante distinción, montó la espada y -¡gran sorpresa!- se echó fuera cobrando una puñalada trapera.

Y allí vinieron la bronca a la presidenta, los insultos, la histeria y el desmadre. Y la fiesta acabó como el rosario de la aurora.

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