Redolat y Estévez lo dejan claro
El atleta valenciano vence con autoridad el 1.500 y Reyes se gana el puesto para el Mundial
La final de 1.500 metros dijo técnicamente una cosa sobre la selección para el Mundial de Edmonton, pero manifestó otra bien distinta a lo que determina el reglamento. Con la letra en la mano, el equipo estaría integrado por los dos atletas -Andrés Díaz y Juan Carlos Higuero- que fueron finalistas en Sydney y por Juan Carlos Redolat, que a su espléndida marca de Estocolmo agregó ayer la victoria incontestable en los Campeonatos de España. Todo esto significaría la eliminación de Reyes Estévez, como ocurrió en las vísperas de los Juegos. En cualquier caso, será difícil apelar al reglamento. Estévez, tercero por detrás de Redolat y Díaz, tiene todo el derecho a entrar en el equipo. Puede que se encuentre relativamente lejos de su mejor estado, pero no es el atleta que se arrastraba el pasado verano. Y, sin duda, ofrece más garantías que Higuero, mediofondista interesante que aún corre como un juvenil. O eso pareció ayer.
Estévez merece esta vez algo más que el beneficio de la duda. No se trata de especular sobre su indudable calidad, sino de hechos ciertos. Esta temporada ha corrido más rápido que Higuero -3.33.81 minutos frente a 3.35.21- y le ha vencido donde contaba, en los Campeonatos de España. Ninguna de las razonables condiciones que le impidieron acudir a Sydney -ni había logrado la mínima y fue superado por Higuero y Redolat en los nacionales- se dan en esta ocasión, lo que obliga a pensar en ciertas lacras en el sistema de selección. No parece de recibo la selección automática de un atleta por haber logrado un puesto de finalista en los Juegos Olímpicos. El deporte casi siempre tiene que ver con el aquí y el ahora. Estévez lo aprendió mejor que nadie el pasado año. No le sirvió su bronce en los Mundiales de 1999, ni la presunción de que se trata del mejor mediofondista español. Lo mismo que fue sensata la eliminación de Estévez del equipo olímpico, sería injusto excluirlo de los Mundiales.
Más que nada, la carrera dejó bien clara la supremacía de Redolat. Su posición en el prestigioso mediofono español ha cambiado de forma radical en la última temporada. Por razones bastante relacionadas con la presión mediática, Redolat se sintió como un intruso en toda el conflicto que abrió con respecto a Reyes Estévez. No tenía razones para ello, puesto que había logrado una marca de 3.31 minutos, que no es cualquier cosa. Pero su cabeza no decía lo mismo que sus piernas. No se creía en el club del 1.500. Ahora sí. Redolat tiene poco que ver con el atleta tímido que parecía perdón por sus excelentes marcas. Da una sensación instantánea de confianza en sus fuerzas, como si no albergara dudas sobre su potencial.
Sus problemas de inseguridad han quedado atrás con la certeza de sus registros y con la ayuda de Joaquín Dosil, el psicólogo al que acudió en vista de los problemas que atravesaba. Los resultados son evidentes. En la final del Campeonato de España, no sólo ganó la carrera, sino que lo consiguió en unas circunstancias muy complicadas. A Redolat se le exigía ganar para integrarse en el equipo de los Mundiales. Su respuesta fue perfecta. En una carrera de ritmo medio, ideal para Higuero, no hubo color: Redolat ganó con autoridad tras esperar hasta la última recta para atacar a Díaz y Estévez. Ni tan siquiera se vio comprometido por el error que cometió cuando intentó sobrepasar a Estévez por el interior de la curva. Reyes le dio un curso de codos y se lo impidió. En la recta no hubo codos suficientes para detener al valenciano, que ganó en casa saludando al personal.
Antes del desenlace hubo un nudo bien interpretado por Estévez. Por una vez se dejó de intrigar en el furgón de cola y corrió en primera fila. Detrás, Higuero subía y bajaba. Se le vio inexperto, con carencias que cuestionan por el momento su capacidad para medirse con los mejores del mundo. De eso trató la carrera, y no de cuestiones reglamentarias. Y nadie lo pagó más que Higuero.
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