Al Tigre le hará falta un milagro para ganar
El año pasado, en la mañana del cuarto y último día del Open Británico en Saint Andrews, sólo quedaba una pregunta. ¿Por cuántos golpes iba a ganar Tiger Woods?
En el golf, más que en cualquier otro deporte, todo cambia de la manera más abrupta y sorprendente. Tras un desastroso tercer recorrido ayer, el Tigre tendrá que producir un milagro para ganar en Royal Lytham. El ganador, se puede suponer (aunque con este Open se ha demostrado que todo es posible), saldrá de los 23 jugadores que están entre tres y seis bajo par. Lo cual es extraordinario, y no sólo por la cantidad de candidatos, sino por la variedad de países representados.
Entre los 23 hay cinco americanos, cuatro británicos y dos surafricanos. Pero también tres suecos, dos alemanes, un belga, un irlandés, un zimbabuense, un fijiano, un argentino. Y, sí, dos españoles. Miguel Angel Jiménez y Sergio García.
No es una sorpresa ver ahí a García. Y Jiménez ya no es, como decían el año pasado en los Estados Unidos, 'el mejor jugador desconocido del mundo'. Lo que ha ocurrido esta semana en Royal Lytham es que de repente han aparecido un montón de candidatos al título de 'mejor jugador desconocido'. ¿Cuánta gente había oído hablar de Alex Cejka, un alemán de origen checo que es el actual colíder del Open, antes de esta semana? Pocos, fuera de su familia más cercana.
Lo mismo, con todo respeto, se podría decir del francés Raphael Jacquelin, del sueco Niclas Fasth y del belga Nicolas Vahootegem. Y entre los jugadores que están -2 se ve a un tal David Dixon, un amateur inglés que debe de pensar que está soñando al ver que supera por un golpe a Tiger Woods.
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