Carta abierta al Sr. Lamo de Espinosa

Regreso de París, de una reunión (9-VII) con los responsables de educación de la OCDE, John P. Martin, y de la UNESCO, John Daniel, para examinar el informe que la primera organización presentará en la Asamblea de septiembre del Consejo de Europa y para ver, en el caso de la UNESCO, cómo los parlamentarios podemos implicarnos más en su campaña 'Educación para todos' (compromisos de Dakar). Escucho, después, en los medios de comunicación la terrible noticia de un nuevo atentado de ETA y muerte de un policía en Madrid. Por eso, señor Lamo de espinosa, cuando examino su carta abierta para contestarla, me entra un cansancio enorme. De tener que polemizar sobre cuestiones planteadas con estrechez de miras y, además, por la frivolidad que sería entrar a rebatir ahora todas sus provocaciones, cuando hay tantas cosas útiles que hacer.

Simplemente le diré que lamento aún más su segundo escrito porque se percibe en él un encono sorprendente e inquietante hacia las posiciones diferentes de las que usted mantiene. Por ese camino vamos mal. Mire, señor Lamo de Espinosa, la inmensa mayoría de loscatalanes nacionalistas son demócratas -contrarios absolutamente a la violencia- y por tanto, aunque estoy de acuerdo con usted en que fue un error cantar Els segadors delante del juzgado que examinaba el caso del rector de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona, no se puede decir, como usted hace, que quienes lo hicieron eran 'fascistas, franquistas'. Acompañándolo hasta la puerta, aquellas personas se solidarizaban con un rector al que se le pide una inhabilitación de ocho años -no es una broma- por un caso que no debiera haber llegado nunca a los tribunales. Se puede discrepar del gesto, naturalmente. ¡Pero llamarles fascistas!...

Hay dos temas centrales en sus planteamientos, señor Lamo de Espinosa, que debiera revisar profundamente. Primero, los catalanistas o nacionalistas no nos sentimos en absoluto superiores a nadie. No sé de donde ha sacado esa idea, francamente. Estamos orgullosos de nuestra lengua y cultura, eso sí, pero con respeto sincero y admiración hacia las demás y enormes deseos de aprender (aún deberíamos tener más, por cierto). Segundo, los nacionalistas estamos convencidos, naturalmente, de que Catalunya es diversa y plural. Que hay posiciones catalanistas -¡en diversos partidos!- y posiciones que no lo son; incluso contrarias al catalanismo. Naturalmente que sí. Lo sabemos y estamos vocacionalmente dedicados a trabajar para hacer progresar social y políticamente a toda esa entrañable Catalunya. (Y a colaborar también al progreso de España, desde nuestra personalidad política). Si quiere entendernos un poco, señor Lamo de Espinosa, debe saber que nunca daremos un paso que pueda suponer avanzar hacia una fractura social (por eso considero que el método de Tarragona no ha sido positivo).

En fin, con esto doy por acabada por mi parte una polémica, nacida de un artículo desafortunado y de un estrambote todavía peor, en la que he entrado a disgusto. Confío en que el señor Lamo de Espinosa tendrá días mejores...