Los Pirineos esperan la locura española
Tres etapas durísimas dejarán la carrera sentenciada definitivamente el domingo
Lance Armstrong tendrá gemelas. Es la noticia del día en el Tour. En los Boeing 737 que trasladaron al pelotón desde Grenoble, la salida de los Alpes, hasta Perpiñán, la puerta de los Pirineos, en el día de descanso-traslado, no se hablaba de otra cosa, pese a que suene a frívolo cuando el Tour, oficialmente, aún no se ha decidido. 'Yo habría preferido niño-niña, o si no, como segunda opción, dos niños, pero la ecografía de ayer reveló que serán dos niñas. Y las espero feliz', dijo el americano. Kristin, su mujer, voló hasta Grenoble el miércoles por la tarde, le dio a Armstrong un sobre con la ecografía de las gemelas, pasó la noche con su marido y ayer le dejó tranquilo.
Día de crónica rosa. Día de vuelo y descanso para el líder del Tour (que no líder de la general: el resistente de Champagne François Simon sigue vistiendo el maillot amarillo), que recoge la cosecha de sus exhibiciones alpinas; día de preguntas para la caravana de la grande boucle.
La trilogía pirenaica, que se desarrolla desde hoy hasta el domingo, responderá definitivamente todas las dudas, aunque el díptico alpino ya ha dado unos cuantos indicios claros de cuáles son las soluciones a los problemas pasados y cuáles serán los problemas futuros.
También será escenario, nadie lo quiere dudar, del gran asalto del ciclismo español. La marea naranja, o sea, como dicen los franceses, los pequeños escaladores del Euskaltel, azuzados por decenas de miles de aficionados, han llegado a su territorio. Carrera loca. Roberto Laiseka, después de su extraordinaria confirmación en la cronoescalada de Chamrousse, David Etxebarria, Íñigo Chaurreau...
Los verdes del Kelme, el inquietante Botero, el insolente Sevilla, tan guapo de blanco, avisan. 'Vamos a armarla', dice el manchego, de 24 años, el mejor joven del Tour. 'Me gustan más los Pirineos que los Alpes porque los puertos son más cortos, pero más duros, y me van mejor. Me gustaría ganar una etapa, y creo que la que mejor me va es la del viernes. Es impresionante la última subida, a Bonascre, y el nombre me gusta. Me gustaría inaugurar mi palmarés en el Tour con ese nombre'.
Con la locura española, la guerrilla, de fondo, se desplegarán los grandes argumentos del Tour:
Pregunta. ¿Aguantará Armstrong, sin equipo por delante de Beloki y Ullrich hasta París? ¿Sobrevivirá en los Pirineos a la locura española y al factor Ullrich?
Respuesta. Armstrong: 'Me gustan los Pirineos. Serán tres etapas muy bonitas, me gustaría ganarlas todas, pero tengo que pensar también en el maillot amarillo, mi gran objetivo. Quizás por ello, entonces, jugaré más conservador. Veré loo que hacen los demás'.
P. ¿Aguantarán Simon y Kivilev por delante de Armstrong hasta París?
R. Responde Simon, rodeado de toda su familia, padres, mujer, hija y tres hermanos ciclistas: 'Llegar a los Pirineos de amarillo es más de lo que podía imaginar. Mantenerlo un día más, en Bonascre sería como la guinda del pastel. No sueño, no puedo soñar con llegar a París de amarillo' (Simon aventaja en 11 minutos a Kivilev y en 13 a Armstrong). Kivilev, dicen en su equipo, ha perdido la ilusión de llegar a vestir de amarillo (sólo saca 2m a Armstrong), con lo cual, anuncian, sin el aliciente de un éxito único, la explosión será inevitable. 'Tiene poco motor para un Tour', dicen. 'El año pasado aguantó bien una etapa de montaña, pero en la siguiente perdió 30m'.
P. ¿Resistirá Beloki a Ullrich?
R. Esa pregunta aún no se la quieren plantear los protagonistas públicamente. Sería asumir su derrota ante Armstrong.
P. A Manolo Saiz un podio no le colma la ambición; a Joseba Beloki no le parecería nada mal ¿Cómo resolverá el ONCE-Eroski su esquizofrenia?
R. La respuesta del equipo del director cántabro no está en la cabeza, sino en las piernas. Las fuerzas siempre dictan la táctica. Si Beloki está fuerte y ve pasar por un momento de debilidad a Armstrong o Ullrich, atacará. Si no puede, intentará aguantar a rueda. Igor González de Galdeano irá por libre mientras tenga fuerzas.
P. ¿Podrá Ullrich con Armstrong?
R. La única esperanza de los que aún quieren un Tour abierto, como, claro, el director del Tour, Jean Marie Leblanc, que apuesta porque los Pirineos serán más decisivos que los Alpes. El clavo ardiendo. El alemán, dicen en su equipo, está en su mejor nivel desde el Tour que ganó en 1997. Y poco más. Dice Rudy Pevenage, director del Telekom, en plan tópico: 'El Tour dura hasta París y hasta entonces nadie lo gana. Me acuerdo, además, que Ullrich, que también parecía invencible, estuvo enfermo un día del Tour del 97 y por poco lo pierde en los Vosgos. No quiero decir que quiera que Armstrong enferme, sino que todo es posible'.
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