_
_
_
_

El fiscal pide prisión para los 'okupas' detenidos tras el desalojo de Gràcia

El ministerio público acusa a los arrestados de desórdenes, daños y atentado a la autoridad

Hacía tiempo -desde los hechos del 12 de octubre de 1999 en Sants- que la ciudad no registraba un episodio de enfrentamientos tan duros, con barricadas incendiadas y pelotazos y porras, como el vivido el martes en el barrio de Gràcia tras el desalojo forzoso de dos casas ocupadas. 24 horas después del choque entre policías y manifestantes, la reconstrucción de lo sucedido, según diversas versiones, demuestra que los okupas de la Kasa de la Muntanya recibieron a los antidisturbios con una lluvia de objetos contundentes, como macetas o piezas de musculación, y que la policía entró en el edificio sobre las 11 horas amparándose en el artículo 553 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal y no, como se aseguró en un principio desde la Jefatura de Vía Laietana, en un mandamiento judicial.

No hubo mandamiento de juez alguno que autorizara el acceso de las unidades antidisturbios al interior de la Kasa de laMuntanya, un edificio emblemático para el movimiento, ya que lleva ocupado desde finales de 1989, y que es conocido también como el santuari. Una nota inforamtiva del movimiento okupa insistía ayer en que la acción policial de entrar en el edificio fue ilegal porque no había mandamiento judicial que la apoyara y le diera legalidad. También en este terreno, las diferencias entre las partes son insalvables, y la policía sostiene que su acción fue impecablemente legal.

Para ello, para blindar la pertinencia de la intervención de sus agentes antidisturbios el martes por la mañana en la parte alta del barrio de Gràcia, la policía no duda en apoyarse en la misma Constitución, cuyo artículo 18. 2 asegura: 'El domicilio es inviolable. Ninguna entrada o registro podrá hacerse en él sin el consentimiento del titular o resolución judicial, salvo en caso de flagrante delito'. Es en esta última salvedad es en la que se apoya la policía para justificar su entrada en la Kasa de la Muntanya, una antigua y sólida casa solariega de piedra que hasta fue cuartel de la Guardia Civil y a la que el fuerte desnivel de las calles en las que está situada le confiere apariencia de fortín.

Identificación pacífica

De acuerdo con la versión policial, a las 9 de la mañana del martes, la comisión judicial, acompañada de unidades antidisturbios y de operarios que iban a derribar el edificio, se personó en la casa del número 24 de la calle Sant Josep de la Muntanya. Enfrente mismo se halla la denominada Kasa de la Muntanya. La policía desalojó pacíficamente a las seis personas que se hallaban en ella y las identificó.

Cuando los operarios derribaban el edifico, prosigue la policía, desde el santuari un grupo de jóvenes empezó a hostigar a la policía tirándoles objetos contundentes. Ante la presunta comisión de un delito flagrante, a las 11 horas los mandos policiales ordenaron la entrada en el santuari. Hasta las 13 horas la policía no pudo detener al último ocupante de la Kasa, porque, argumentan, 'el edificio es muy grande, había medidas de protección y hubo fuerte resistencia'.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

A las 13.30 horas, la policía solicitó al juzgado un madamiento de registro a la vista de que pudiera haber artefactos explosivos almacenados en el edificio. El juzgado no contestó a la petición y los antidisturbios, sostiene la policía, se quedaron en el exterior de inmueble custodiándolo. A las 19.30, el juzgado contestó denegando la entrada de la policía al santuari y los antidisturbios abandonan el lugar. A las 21 la casa volvió a ser reocupada.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_