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Reportaje:

La caja de Picasso

La Fundación Bancaixa expone 45 grabados que el pintor dejó sin firmar y olvidados en una esquina de su casa

Una larga historia acompaña la llamada Caisse à remords (Caja de los Remordimientos) de Picasso. Ahora parte del contenido de la caja ha salido a la luz para el público en la Sala Ribera del Centre Cultural de la Fundación Bancaixa. Son un total de 45 grabados, aguafuertes, puntas secas y barnices blandos que representan un 'recorrido biográfico a modo de cuaderno de bitácora por los puertos que surcó a lo largo de su vida Pablo Ruiz Picasso', apuntó ayer el comisario de esta exposición y director del IVAM, Kosme de Barañano.

Cuando a finales de 1960 Picasso decide cambiarse de su casa La Californie en Cannes para instalarse en la masía Nôtre -Dame-de- Vie en el pueblecito de montaña Mougins se descubren en el traslado una serie de planchas de cobre y de zinc realizadas por el artista. Picasso manda hacer unas pruebas al grabador Jacques Frelaut para saber en qué estado están. 101 planchas salen de esta prueba y se imprimen sobre papel Velin de Rives. Frelaut lleva las copias a Mougins donde Picasso se decide por algunos ejemplares que serán impresos en papel de los siglos XVII y XVIII. De éstos Picasso sólo firma once y el resto es guardado en una caja por Maurice Jardot, de la Galería Louise Leiris.

El galerista Kahnweiler decide más tarde llevar la caja de estampas a Picasso para que las firme, aunque tanto Frelaut como Jardot le advierten de que el artista no las firmará todas a la vez y que debería llevárselas poco a poco. Y así sucede. 'La caja pasa a estar en una esquina de la casa [de Picasso]', señala Kosme de Barañano, hasta que los herederos del pintor la encuentran tras la muerte del artista en 1973. Entonces se trasladan de nuevo a la Galería Louise Leiris para darles el cachet 'Picasso' y evitar falsificaciones. ¿Y por qué entonces remordimientos? Una: por los remordimientos que pudiese tener Picasso al no firmar las estampas. Dos: por los remordimientos de Kahnweiler que no hizo caso ni a Jardot ni a Frelaut de no llevar todas las estampas -2000 en total- a la vez a la casa de Picasso. 'Aunque seguramente son más los remordimientos de Kahnweiler, que le dio el nombre a las estampas, que de Picasso', apunta Kosme de Barañano.

Los 45 grabados expuestos en el Centre Cultural y con un coste de una media de un millón de pesetas por obra, según el gerente de la fundación, Miguel Ángel Utrillas, no tienen que ver mucho con remordimientos. Son más bien una especie de 'diario íntimo' que ilustran la vida diaria del autor. El primer grabado es de 1909 y los últimos de los años 1950. Hay varios retratos de las mujeres que acompañaron al artista como su primera esposa, la bailarina rusa Olga Kokhlova, la fotógrafa Dora Maar, con la que pasó los veranos de la guerra civil en Mougins, Françoise Gilot, madre de sus hijos Claude y Paloma, y Marie-Thérèse Walter.

Otros temas son las figuras de las Bacanales, el minotauro y el rapto de Europa, que enlazan a su vez con la Suite Vollard, colección que la fundación adquirió en 1994. En los fondos de la misma también se encuentran la Suite 156, un libro de horas de Picasso escrito sobre cobre y la Suite 347 adquirida en 1999. Caisse à remords es la cuarta serie de grabados, con lo que la fundación cuenta ahora con 700 de los 2.000 grabados de Picasso. La exposición actual alberga también 11 obras que acompañan temáticamente las estampas, entre ellas óleos del artista.

Uno de los grabados de Picasso expuestos en el Centre Cultural de Bancaixa en Valencia.
Uno de los grabados de Picasso expuestos en el Centre Cultural de Bancaixa en Valencia.SANTIAGO CARREGUÍ
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