La enigmática minicrisis del Tigre
Woods no ha estado entre los diez primeros en los tres últimos torneos. Hacía tres años que no le ocurría
Cuando un individuo decide hacer una apuesta suele dejarse llevar, hasta cierto punto, por los sentimientos. Puede apostar, por ejemplo, que Sergio García va a ganar el Open Británico porque es español, o porque tiene una simpática sonrisa, o un bonito swing. Las empresas que se dedican al negocio de las apuestas no pueden permitir que factores subjetivos contaminen la frialdad de sus cálculos.
Por eso Bluesquare, una de las empresas de apuestas más grandes del Reino Unido, ha concluido que el Real Madrid de Figo y Zidane tiene casi dos veces más posibilidades de ganar la Liga de Campeones la temporada que viene que el Manchester United de Beckham y Verón. El Madrid es el favorito, 9 a 2, en las apuestas que ofrece Bluesquare. Después, el Manchester con 7 a 1.
Lo cual parece razonable, y hasta lógico. Comparado, al menos, con las apuestas que se ofrecen en el golf, donde los cálculos parecen ser mucho más arbitrarios. Para el Open que se diputará esta semana cerca de Manchester, en el campo de Royal Lytham and Saint Annes, Bluesquare, y todos sus competidores, señalan a Tiger Woods como clarísimo favorito. Ofrecen 13 a 8 por él y al segundo favorito 14 a 1. Es decir, según estas cifras, Woods tiene ocho veces y medio más posibilidades de ganar su segundo torneo grande del año, y el quinto de los últimos seis disputados, que cualquier otro jugador.
Lo cual podría haber tenido sentido hace un año, cuando Woods estaba jugando a un nivel que Jack Nicklaus decía 'desconocer', pero no hoy. Woods no ha acabado entre los primeros diez en sus últimos tres torneos. Hacía tres años que no le pasaba semejante calamidad.
¿Qué ha ocurrido? ¿Será que el Tigre no es invencible? ¿Que pertenece a la misma especie que los demás jugadores en el circuito profesional? Resulta que sí; que, después de todo, es humano. Tras hacer lo imposible y ganar, uno tras otro, el Open Americano del año 2000, el Open Británico, el PGA de los EE UU, y, este año, el Masters de Augusta, hace un mes casi no logra pasar el corte en el Open Americano.
Los putts ya no entran con aquella tenebrosa regularidad. Cuando Woods se dispone a hacer un drive, de repente se le pasa a uno por la mente la posibilidad de que la bola, en vez de aterrizar en la calle, se pierda entre los arboles. Cuando hace un approach, que la bola llegue no al green sino al bunker.
Woods dice estar tranquilo. 'La gente exagera cuando juego bien, y exagera cuando juego mal', dijo hace dos semanas, cuando anunció tras otro decepcionate recorrido que se iba de pesca. 'Aunque no estoy jugando como puedo, ahí sigo. Lo único que necesito es que me salgan bien un par de tiros seguidos'.
Puede ser que eso sea lo 'único'. Pero es mucho. Mantener una buena racha en el golf -ho-yo tras hoyo, recorrido tras recorrido, torneo tras torneo- es lo más dificil que hay en el deporte. Por eso Woods se equivoca cuando dice que la gente exageraba cuando jugaba bien. No existen palabras capaces de describir su hazaña de ganar cuatro grandes consecutivos. No se puede exagerar.
Tan extraordinario fue lo que hizo que resulta casi imposible pensar que Woods, aunque le queden 30 años de carrera por delante, sea capaz de repetirlo. Lo que no significa que deje de ser, durante los próximos 30 años, el mejor del mundo. Con ganar sólo un grande al año lo lograría.
Ya ha ganado el Masters este año. Nadie duda que sigue siendo el número uno. Y con diferencia. Puede que lo demuestre con aun más contundencia ganando el Open Británico esta semana. Puede que no. Lo más probable es que no, porque no ha estado en forma. Porque el golf tiene más de ruleta que la mayoría de los deportes. Apostar por Woods, cuando se ofrece un 13 a 8, tiene poco sentido. Especialmente cuando uno puede invertir las mismas 1.000 pesetas en el segundo favorito, y llevarse 14.000 si gana.
¿Y quién, según las casas de apuestas británicas, es el segundo favorito? Un jugador en el que, para alguien nacido en España, pero también para su creciente número de seguidores en el resto del mundo, se unen la lógica y el sentimiento. Un jugador en forma llamado Sergio García.
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