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Los socialistas albaneses intentan afianzar su victoria en la segunda vuelta electoral

La segunda vuelta de las elecciones albanesas se desarrolló ayer prácticamente sin incidentes, según manifestaron los observadores internacionales, aunque el opositor Partido Democrático (PD) del ex presidente Sali Berisha denunció que se habían producido fraudes y amenazó con no reconocer el resultado electoral, que no será conocido oficialmente hasta el próximo miércoles.

El Partido Socialista (PSA) del primer ministro Ilir Meta es el principal favorito de estos comicios, que se desarrollaron en 43 de los 100 colegios electorales del país, y pocas horas después del cierre de las urnas ya se atribuía la victoria en 37 de los colegios electorales. Un millón de ciudadanos del empobrecido país balcánico fueron llamados a votar en estas circunscripciones, aquellas en las que ningún candidato logró la mayoría absoluta en la primera vuelta, celebrada el pasado 24 de junio, y en la que logró una amplia mayoría el PSA, por encima de la coalición de derechas Unión para la Victoria, encabezada por el partido de Berisha.Según la Comisión Electoral Central, la participación alcanzó el 45% del electorado.

"La votación se desarrolló con normalidad", aseguró Vasilika Ndini, representante albanesa del Comité Helsinki para los Derechos Humanos, una de las ONG que supervisaron el proceso electoral. Sali Berisha, que fue el primer presidente no comunista de Albania y que se vio obligado a dimitir tras la crisis de 1997 que sumió al país en la anarquía, acusó, sin embargo, al Gobierno de "preparar fraudes" y de acosar a los votantes de la oposición. A media tarde solicitó una reunión con el representante de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) en Tirana, así como con diplomáticos de Estados Unidos y la Unión Europea.

Justificación de la derrota

Las acusaciones de Berisha han sido rechazadas por el jefe de la policía, Bilbil Mema, quien afirmó que los agentes "han llevado a cabo su labor de forma correcta" y dijo que con sus acusaciones lo que pretende el líder derechista es "justificar su derrota". Oficialmente, el Gobierno albanés sólo ha reconocido irregularidades en unos 40 colegios electorales (sobre un total de 2.500), sin que esto "impidiese que las elecciones se desarrollasen con normalidad". No se informó sobre incidentes violentos.

Dado que en el pasado los partidos perdedores se habían negado a reconocer su derrota, la comunidad internacional ha multiplicado su esfuerzo para controlar el desarrollo de los comicios. La OSCE quiere evitar a toda costa que se produzcan tensiones o enfrentamientos en un país donde la mayoría de la población está armada y designó a 200 observadores, repartidos por todo el país.

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Los vencedores de las legislativas serán llamados a formar Gobierno y a elegir, en el verano de 2002, al presidente de la República, siempre que logren al menos 84 escaños sobre el total de 140 que tiene el Parlamento albanés.

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