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Reportaje:OLIMPISMO | ELECCIÓN DE LA SEDE DE LOS JUEGOS DE 2008

Pekín-París, la gran batalla olímpica

La capital china, perdedora por sólo dos votos ante Sydney para la edición de 2000, intenta de nuevo superar las denuncias de violaciones de derechos humanos y ganar por primera vez frente a la francesa

París perdió los Juegos Olímpicos de 1992 en la elección de 1986, celebrada en Lausana, por un amplio margen de votos ante Barcelona, 47-23. Pekín cayó por sólo dos, 45-43, en 1993, en Montecarlo, ante Sydney, para los Juegos de 2000. Estos dos pesos pesados del olimpismo y de la política son ahora, de nuevo, los grandes y casi únicos favoritos para la sede de 2008, que se elegirá el próximo viernes en Moscú. Ambos tienen muchos puntos a favor y algunos en contra. Bien políticos, como sucede con la capital china y su régimen. Bien de oportunidad, en el caso de París, al haber sido elegida ya una ciudad europea, Atenas, para la edición anterior de 2004. Ello pediría ya un cambio de continente, y mucho más cuando, en caso de triunfo, serían los terceros Juegos para la capital francesa (aunque lejanos, en 1900 y 1924), por ninguno de Pekín.

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Los miembros del COI no se atrevieron hace ocho años a entregar los Juegos a China y prefirieron la tranquilidad australiana de Sydney. Otra vez se les plantea el problema. ¿Confiarán en que darle los Juegos al gigante asiático supondrá el espaldarazo definitivo para su apertura o repetirán el miedo a otorgarle el premio dadas sus peculiaridades políticas? París no desentonaría para coger el relevo, pero en caso de que eso se concretara supondría un daño a terceros añadido. A Madrid o Sevilla, por ejemplo, cuyas aspiraciones para 2012 quedarían literalmente anuladas, porque esperar en la siguiente elección un nuevo triunfo europeo sería casi impensable. La nueva lucha contra París, que seguirá aunque pierda, según ha anunciado el ex campeón olímpico de 110 vallas y miembro del COI Guy Drut, también sería muy dura, pues resulta difícil imaginar otra derrota suya, y menos aún frente a una ciudad española. Sólo Madrid, con la entidad de capital, podría plantar batalla, pero también parece complicado pensar que pueda salvar su enorme retraso olímpico y convertirse en una posible ganadora.

Ahora, planteada así la carrera entre dos por los Juegos de 2008, sería ya una sorpresa que un tercero en discordia, la ciudad canadiense de Toronto, se aprovechara de la lucha entre los dos grandes. Parece muy complejo que pueda recoger votos de descarte. Con el nuevo sistema de evaluación del COI, la comisión que ha sustituido a las visitas individuales de los miembros ha dado las calificaciones y ha allanado el camino para la decisión: sobresaliente para París y Pekín, notable con reparos para Toronto (Canadá) y suspenso, dejando sin posibilidades, a Osaka (Japón) y Estambul (Turquía).

A favor. Conceder unos Juegos Olímpicos a la capital china es una asignatura que el COI tiene pendiente aprobar desde el regreso del gigante asiático al concierto deportivo internacional. Primeramente volvió en la Universiada de Edmonton (Canadá), en 1983 -el mismo escenario de los próximos Mundiales de atletismo, del 3 al 12 de agosto-, y lo confirmó al máximo nivel al año siguiente, 1984, en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, a pesar del boicoteo del resto de países comunistas, salvo Rumania. China, según se esperaba, ya está en el trío de cabeza de medallas en las grandes competiciones, junto a los otros dos gigantes, Estados Unidos y Rusia.

El lógico apoyo gubernamental-estatal al proyecto es absoluto, y el popular, según una encuesta hecha por el COI, llega al 96%, incluso superior al 95% que confesó tener el propio comité de la candidatura. Manifestaciones en Taiwan y del propio Dalai Lama a favor de la concesión de la sede para permitir la apertura del país han sido incluso sorprendentes. La comisión de evaluación del COI, ante los datos gigantescos de inversiones, pero también de apoyos, no tuvo dudas al valorar como excelente el proyecto, pese a tener más retraso que París o Toronto en recintos e infraestructuras. Aunque se deberían abordar enormes mejoras en vías de transporte y en telecomunicaciones, por ejemplo. Y aunque antes de 2007 tendrían que construirse o arreglarse 27 de las 37 instalaciones propuestas; entre ellas, el Verde Olímpico, un enorme parque al norte de la ciudad en el que estaría el corazón del proyecto con la Villa Olímpica e instalaciones para 15 deportes, incluido el nuevo estadio. Pero el COI apuesta claramente por confiar en que Pekín podrá llevarlo adelante. Incluso ha creído la promesa de que se reducirá sensiblemente el problema de contaminación atmosférica existente en la ciudad.

La frase final de la comisión de evaluación sobre el proyecto, aparte de calificarlo con la máxima nota, fue elocuente: 'Los Juegos en Pekín dejarían una herencia única a China y al deporte'.

En contra. La continua denuncia de violaciones de los derechos humanos en China es el gran lastre de su capital. La comisión de evaluación no entró a valorar cuestiones políticas, pero parece evidente que, sin esa carga, Pekín ya habría ganado a Sydney los Juegos de 2000. Estados Unidos, tras zanjar el incidente del avión espía, decidió mantenerse neutral, pero incluso el Parlamento Europeo rechazó el pasado jueves la candidatura y numerosas organizaciones pro derechos humanos y de apoyo al Tíbet siguen incansables reclamando que no se le concedan los Juegos.

A favor. La capital emblemática, cuna intelectual del olimpismo de la mano del barón Pierre de Coubertin en 1894, resurge después del fracaso ante Barcelona para 1992 y de dejar estrellarse en la anterior elección para 2004 a otra candidata francesa sin garra, Lille, que no pasó siquiera la primera ronda eliminatoria, como Sevilla. El COI también tiene una deuda con ella, pero mucho menor. 'Los Juegos en el corazón de la ciudad' es el lema de un proyecto que intenta, además de ofrecer el prestigio y el peso específico parisienses, hacer especial hincapié en ello. Fue significativa la sentencia de la comisión de evaluación: 'La utilización de las instalaciones ya existentes, situadas, sobre todo, en el centro de una de las ciudades más conocidas del mundo, supone una opción atractiva para el movimiento olímpico. La construcción de nuevas instalaciones, así como el aprovechamiento novedoso pensado para otras temporales durante los Juegos, refuerza el proyecto'. No hay problemas económicos, y el apoyo gubernamental y de la región es total, con la garantía de grandes acontecimientos organizados con éxito, como el último Mundial 98 de fútbol.

En contra. Cuando todo parecía positivo para la ciudad, que veía cómo Pekín se quemaba en sus problemas, un escándalo le estalló en plena línea de flotación a un mes de la meta. Nada menos que el presidente del comité de candidatura, Claude Bébéar, se pasó una noche en la cárcel y está en libertad provisional bajo fianza, acusado de un presunto blanqueo de dinero en su compañía aseguradora. Sin embargo, con habilidad chovinista, París ha cerrado filas apoyándole y el asunto apenas ha trascendido. El complicado proyecto de la Villa Olímpica en una zona urbana ha sido la única pega puesta por la comisión de evaluación, pero el mayor y único problema es justamente el peso de Pekín, que no ha organizado nunca unos Juegos, y tuvo un disgusto aún más memorable y reciente en 1993 que el suyo de 1986.

Cartel promocional de la candidatura de Pekín a los Juegos de 2008.
Cartel promocional de la candidatura de Pekín a los Juegos de 2008.AP
Cartel promocional de la candidatura de París a los Juegos de 2008.
Cartel promocional de la candidatura de París a los Juegos de 2008.AP

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