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Reportaje:FUENTES DEL LOZOYA | EXCURSIONES

Espacio climatizado

Un refrescante paseo por las orillas de los tres arroyos que dan origen a este río junto al puerto de los Cotos

Antes de que se inaugurara el Canal del Lozoya (1851), el río tenía fama de milagrero y los capitalinos pagaban gustosamente los caros remedios que los boticarios preparaban tras desplazarse a la sierra en busca del agua. Pero fue llegar ésta de forma casi gratuita a los hogares y surgir la aristocrática costumbre de hacerse traer a casa la vieja agua gorda de los pozos y las fuentes, que los remedios de los boticarios se convirtieron en una costosa antigüedad. Que los aguadores desaparecieran en 1912 no significa que se impusiera completamente la razón, y así vemos que hoy la gente pide agua embotellada en los restaurantes de Madrid, como si beber la del grifo fuese un oprobio.

En lo más alto de la región, hay un gran manantial que dispensa agua fresca gratuitamente

Idéntica desconfianza en lo que no cuesta un riñón explica el hecho de que muchos madrileños inviertan sumas fabulosas en aires acondicionados, piscinas y jardines y sólo un puñado se arrime al grandioso climatizador con agua que dispensa su frescor gratuitamente en lo más alto de la región. Este lugar se encuentra en la rinconada que forman Peñalara, el puer-to de los Cotos y el de Cabezas de Hierro -2.428, 1.830 y 2.380 metros respectivamente-.

Allí, a la sombra de1 pinar de los Belgas se juntan las aguas del naciente Lozoya: aguas frígidas como los neveros y dulces como el aroma de los piornos que tachonan de blanco y amarillo estas cimas hasta bien entrado el estío. Si cobraran mil duros por visitar en verano el lugar, habría los mismos atascos que para esquiar en invierno, pero, como sale de oque, no mola, o sea.Tres arroyos constituyen las primeras fuentes del Lozoya: el de la Laguna Grande de Peñalara, que nace en la charca glaciar del mismo nombre; el de las Guarramillas, que aflora en la ladera septentrional de la Bola del Mundo, y el de las Cerradillas, que rebosa de las orondas tetas de Cabezas de Hierro. Reunidos los tres al pie del puerto, forman el arroyo de la Angostura, que poco después, a la altura de El Paular, pasa a llamarse río Lozoya.

Para conocer este trío refrescante, que es al alto valle del Lozoya lo que el radiador a un coche, partiremos del kilómetro 38 de la carretera M-604 (Rascafría-Cotos). Justo en la curva donde ésta cruza el arroyo de la Laguna Grande de Peñalara, hay un área recreativa, y detrás del letrero indicador del arroyo, una trocha que nos permitirá subir llevando sus aguas saltarinas a la vista. Ascenderemos ojo avizor, pues en cosa de diez minutos deberemos tirar a la izquierda por el camino del Palero, un sendero -señalizado con trazos de pintura blanca y roja y postes con las siglas RV 5- por el que, salvando dos fuertes repechos acondicionados con peldaños de madera, coronaremos el puerto de los Cotos como a una hora del inicio.

Una vez en Cotos, subiremos cerca de un kilómetro por la carretera de Valdesquí y, al avistar un arco de piedra -resto de un campamento militar-, nos desviaremos a la izquierda por el camino cerrado al tráfico con barrera que lleva al cercano refugio del Pingarrón. Desde aquí se ven a maravilla los dos cordales que ciñen el valle del Lozoya -a mano izquierda, Peñalara y los montes Carpetanos; a mano derecha, Cuerda Larga, señoreada por Cabezas de Hierro-, todo el pinar de los Belgas y un filo del embalse de Pinilla, el primero de los cinco grandes represamientos que garantizan a los madrileños el suministro de una de las aguas más ricas de España, pese a que haya quienes prefieran las envasadas, así les cuesten un sentido.

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Nuevos postes, ahora con las siglas RV 1, nos guiarán de bajada al arroyo de las Guarramillas -allí, la idílica poza de Sócrates- y, tras salvar un pronunciado contrafuerte, al de 1as Cerradillas, que alcanzaremos cumplidas dos horas de marcha. Descendiendo por amplia pista forestal, cruzaremos otra vez el arroyo de las Guarramillas y llegaremos de nuevo -a la altura del poste número 20- junto al arroyo de la Laguna Grande de Peñalara. Sólo nos restará subir 20 minutos a su vera, a campo traviesa, para volver al punto de partida y así cerrar este circuito estival por el gélido serpentín del alto Lozoya.

Paraje del Pinar de los Belgas, cerca del puerto de los Cotos.
Paraje del Pinar de los Belgas, cerca del puerto de los Cotos.A. C.

Para el rigor del verano

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