Bush cae en picado en las encuestas a causa de su conservadurismo
El republicano Mueller, director del FBI
Seis meses de conservadurismo, identificación con los intereses de las grandes empresas, desprecio del medio ambiente y poco protagonismo político personal han situado la aprobación del trabajo presidencial de George Bush en un nivel inquietantemente bajo para el tejano. Sólo el 50% de los norteamericanos, según la última encuesta de NBC-The Wall Street Journal, aplaude su gestión. La Casa Blanca reconoce que este porcentaje es muy bajo para el arranque de una presidencia.
Algunos de sus consejeros, según The New York Times, instan a Bush a girar hacia el centro. A finales de mayo, el derechismo de la Casa Blanca ya provocó el transfuguismo del senador James Jeffords y la pérdida de la mayoría republicana en la Cámara alta. Ahora, las encuestas señalan que sus compatriotas ven a Bush demasiado afín a las petroleras y las tabacaleras y poco preocupado por los problemas del común de los mortales. La última de CN-USA Today-Gallup le concede un 52% de aprobación, una seria caída desde el aplauso del 63% de marzo. En todos los casos, Bush se enfrenta a porcentajes bajos que sólo se conocían desde los días más impopulares de la presidencia de Clinton, en 1995.
Bush ni tan siquiera se beneficia de su mayor victoria, la aprobación por el Congreso de un sustancioso recorte de impuestos. Un gran número de norteamericanos piensa que esa medida beneficia a las grandes empresas, como tantas impulsadas por la Casa Blanca republicana, incluido un plan energético que desprecia el ahorro y la protección del medio ambiente y favorece el incremento de la producción, y la voluntad de cerrar el pleito del Gobierno con las tabacaleras.
Entretanto, John McCain, la némesis republicana de Bush, se ha aliado con los demócratas del Senado para conseguir la aprobación de una ley que pone los pelos de punta a la Casa Blanca: la declaración de derechos de los pacientes frente a las voraces aseguradoras privadas. ¿Se atreverá Bush a cumplir su promesa de vetar esta ley?
Bush tiene que reaccionar si no quiere que se cumplan los augurios sobre que su estancia en la Casa Blanca será coja y de un solo mandato. Ayer hizo un intento de contraataque al anunciar el nombramiento de Robert Mueller, un jurista de simpatías republicanas pero apreciado también por los demócratas, como nuevo director del FBI. Mueller hereda una oficina algo desacreditada por fracasos espectaculares como el ocultamiento de documentos a la defensa de Timothy McVeigh, el terrorista ejecutado el pasado mes en Indiana, y el fiasco de las acusaciones de espionaje a favor de China del científico del laboratorio nuclear de Los Álamos Wen-Ho Lee.
Mueller, un neoyorquino de 56 años, sirvió con los marines en Vietnam, donde fue condecorado con la Estrella de Bronce y el Corazón de Púrpura. Desde los ochenta ha combinado periodos en la función pública con otros en bufetes privados de abogados. A finales de los noventa fue fiscal del Gobierno federal en California. Para este puesto fue nombrado por Clinton.
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