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Crónica:FERIA DE SAN FERMÍN
Crónica
Texto informativo con interpretación

Bombonería de lujo

Los novillos que soltaron para el festejo inaugural de la feria de San Fermín eran como para llevárselos a casa. Primero llevárselos a casa, luego comérselos a besos. Porque esos novillos -los seis, incluido el que cantó la gallina- no podían dar sino felicidad y jolgorio a una familia normalmente constituida. Eran (si se permite la expresión) seis bombones de esos que sólo se encuentran en las bombonerías de lujo. Y a la terna de novilleros -a la afición con ella- se les hacía la boca agua.

Por supuesto que los tres novilleros se apercibieron de lo que tenían delante y echaron el resto. Quiere decirse que salieron a por todas, cada cual según sus capacidades y tal como Dios los diera a entender. Y pudo apreciarse que los tres albergaban cualidades sobradas para ejercer la profesión -valor, gusto, desparpajo, que también cuenta- en tanto el concepto de la lidia, del arte, de la técnica de torear establecía entre ellos la diferencia y a cada uno le marcaba las limitaciones.

Miranda / Valverde, Vega, Jiménez

Novillos de Miranda de Pericalvo, discretos de presencia, varios sospechosos de pitones; en general bravos y de excepcional nobleza. Javier Valverde: estocada corta saliendo volteado (oreja); pinchazo y estocada baja perdiendo la muleta (escasa petición y vuelta). Salvador Vega: estocada corta y rueda de peones (oreja); pinchazo, estocada corta delantera atravesada y descabello (ovación y saludos) César Jiménez: pinchazo, media estocada atravesada y descabello (insuficiente petición y aplausos); estocada y descabello (oreja). Plaza de Pamplona, 5 de julio. 1ª corrida de feria. Tres cuartos de entrada.

Vayamos a lo bueno: el regusto con que toreaba Javier Valverde, esa acendrada pinturería, ese gustarse en cada lance; la ligazón con que Salvador Vega ejecutaba las suertes; la valentía desbordante y la habilidad capotera de César Jiménez, artífice de los más sorprendentes alardes y los lances de mejor interpretación.

De las tres versiones del toreo uno resaltaría la de Salvador Vega, por inusual y auténtica. Eso de ligar los pases es regla taurómaca que apenas se lleva. Tiene su razón de ser: en la ligazón es donde se acrecienta el peligro; ligando los pases es cuando los toreros de cualquier época se han llevado las peores cornadas.

Hay en todo esto una lógica: si se ejecuta el muletazo y al rematarlo el torero esconde la pierna contraria perdiendo un paso (recurso de Javier Valverde) o incluso se quita precipitadamente (César Jiménez), la probabilidad de que el toro los alcance al volver del viaje y los derrote de lleno es mucho menor que si al rematar el pase el diestro echa la pata lánte (dicho sea con ajuste a la jerga) y, metido en su terreno, liga el siguiente muletazo cargando la suerte. Una forma pura, acorde con las reglas del arte, que se vio hacer repetidas veces a Salvador Vega, principalmente en su primera faena, premiada con una oreja, y asimismo en la segunda, que le costó una seria voltereta pues ese novillo -el que cantó la gallina-fue un manso dificultoso, único de tal cariz en la lujosa bombonería.

Javier Valverde sufrió una no menos seria voltereta al volcarse en la estocada a su primer novillo después de haberse empleado por manoletinas de pie y de rodillas. César Jiménez se libró afortunadamente de estos percances, pero no porque eludiera el compromiso, pues ahí estaba, de rodillas en el platillo para iniciar su primera faena ligando derechazos, y de rodillas otra vez para concluirla.

Hablamos de novilleros, muy jóvenes los tres, naturalmente inexpertos, con mucho que aprender y que andar como corresponde a su edad y categoría. De manera que, salvo profetas -oficio que servidor no ejerce- nadie podría hacerles una previsión de futuro, aunque a juzgar por lo que se les vio en Pamplona parece halagüeño. Aparte imponderables, desde luego, que siempre juegan un papel en la vida, y en la tauromaquia aún más. Ahí tenemos, sin ir más lejos, a Antoñete, víctima de los imponderables. Un torerazo con vitola de artista y merecida fama de maestro, inagotable en su torería, dispuesto a envejecer recreando la maravilla del arte, resulta que lo ha quitado de la vía activa el tabaco. Quién lo habría de decir.

El tabaco aseguran que ha sido la perdición de Antoñete. Y es verdad. Porque si en vez de quitárselo por la cosa esa de los complejos y la manía de las normas le dejan salir a torear fumándose un pitillo, ahí seguiría, tan serrano, dando la distancia, la muleta adelantada, cargando la suerte, como un señor. Como un señor de la tauromaquia, entiéndase.

La corrida de hoy

La corrida de hoy, 2ª de feria. Toros de José Murube para los rejoneadores Leonardo Hernández, Fermín Bohórquez y Pablo hermoso de Mendoza. A las 18.30.

Javier Valverde sufrió un revolcón en el primero de la tarde.
Javier Valverde sufrió un revolcón en el primero de la tarde.LUIS AZANZA
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