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Reportaje:TOUR DE FRANCIA | CICLISMO

¿El hematocrito? Bien, gracias

Los 189 ciclistas de la carrera aprueban el primer examen antidopaje

El Tour y la madre naturaleza irán examinando a sus 189 competidores desde ayer en Dunkerque hasta el 29 de julio en París. Unos no llegarán a los Campos Elíseos por simple selección natural. Otros, quién sabe, pueden quedar apeados por otras causas, relacionadas con lo extradeportivo, con eso de lo que nadie desea hablar más de la cuenta. La sociedad organizadora de la carrera y la Unión Ciclista Internacional (UCI) se han esmerado en bombardear a los ciclistas, directores, médicos, periodistas y público en general con mensajes y gestos indicando que este año los tramposos lo tendrán aún más difícil para doparse. Que los controles serán tan exhaustivos y sorpresivos que resultará casi imposible saltarse las normas. No quieren una continuación de los escándalos del Giro 2000 o del propio Tour 98. Quieren que el asunto se solucione por los cauces normales, los que establecen las normas deportivas, y no por los registros policiales. Los controladores fueron madrugadores. Antes de que ni tan siquiera pudieran subirse los ciclistas a sus máquinas para entrenarse en suelo francés, ya habían pasado las primeras pruebas. Todos, los 189, las aprobaron.

El primer control oficial, el denominado longitudinal, se efectuó ayer por la mañana. Por una parte se pretendía observar el nivel de hematocrito. Los resultados se conocieron de inmediato: todos aptos y sanos. Ninguno de los 189 sobrepasaba el nivel máximo del 50%. Según un informe publicado por la UCI estos días, durante las carreras de esta temporada se ha registrado en el pelotón un nivel medio de hematocrito del 44,3%, es decir, un índice bajo, que no se daba desde 1988, cuando se bajó al 43,2%. ¿Moraleja? Este año los controles apuntan a que todos van más limpios.

La segunda parte de la prueba antidopaje de ayer se dará a conocer hoy. Lo que tarden los expertos de la UCI en analizar la sangre en un laboratorio de Lausana (Suiza). Allí mirarán con lupa unas cuantas sustancias: la ferritina, la hemoglobina, los reticulocitos, el cortisol, la testosterona... Aun así, siempre hay algunas que se escapan a los controles.

Todos esos análisis, aunque novedosos con respecto a años anteriores, ya los conocían los ciclistas y médicos con antelación. Además, este año se han añadido, como fruto de un decálogo ético elaborado por la organización, otros discursos diferentes al que hoy emitirá el director de la prueba, Leblanc. Un biólogo y un médico deportivo intentarán sensibilizar a los corredores sobre los riesgos del dopaje. Además, estos días se emiten en la televisión pública francesa unos anuncios con el lema Con el dopaje perdemos todos.

Hasta aquí, todo ya anunciado. Pero en el Tour se reservan sorpresas este año, como la que el miércoles por la tarde les esperó a Beloki (ONCE-Eroski) y los Etxebarria, David y Unai (Euskaltel). En cuanto entraron por la puerta de sus hoteles les esperó un comité de bienvenida de la UCI, que les tomó muestras de orina. El motivo es su ausencia en el campeonato de España el pasado fin de semana. Al parecer, la federación internacional quería controlar especialmente a aquellos corredores significativos que no compitieron en esas fechas por la sospecha de que pudiera deberse al temor de los ciclistas a posibles análisis. Sospechas infundadas. Los tres aprobaron la prueba. No así los dos enviados de la UCI, que se presentaron en el hotel del equipo vasco reclamando, genéricamente, a Etxebarria. Cuando les informaron de que en el Euskaltel hay dos Etxebarrias reflexionaron y tomaron una decisión: 'Entonces', respondieron el médico y el comisario, 'que se presenten los dos'. Asunto solucionado.

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