_
_
_
_
Crítica:ÓPERA | EURIDICE | GREC 2001
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Polichinela operístico

Me perdonarán el compositor, el libretista y los cantantes, pero el rey de la noche fue Polichinela, rodeado de sus satélites -el guardia, el perro, el diablo y una turbadora calavera-, todos magistralmente manejados por Toni Rumbau y Pavlos Nowak. Y tuvo que ser Polichinela, con su dinamismo y sus sempiternas actitudes, quien calentara una obra que se iba desarrollando un tanto lánguidamente, para conducir, en un notable crescendo, a unas escenas finales de indudable dramatismo, cuando la ficción y la realidad se entremezclan y ese Polichinela parece adquirir, no sólo para la protagonista, rasgos humanos.

Dominio del títere

Euridice

De Joan Albert Amargós (música) y Toni Rumbau (libreto). Intérpretes: Cristina Zavalloni (soprano), Enric Martínez-Castignani (barítono), Toni Rumbau y Pavlos Nowak (títeres). Dirección musical: Joan Albert Amargós. Dirección escénica: Luca Valentino. Miembros de la Orquesta Barcelona 216. Convent dels Àngels. Barcelona, 2 de julio.

A la obra le cuesta algo despegar, pero cuando lo hace posee un indudable impacto. Y ahí pudo desempeñar un papel decisivo el conocimiento y dominio del mundo de los títeres que posee Toni Rumbau, autor del libreto, que es de un planteamiento bastante original, por cuanto títeres en alguna ópera sí se habían utilizado, pero nunca de una manera tan decisiva y preponderante, hasta el extremo de implicarlos muy directamente en la acción.

Esta era la primera ópera de Joan Albert Amargós -quien volvió a mostrar su polifacetismo-, que al principio resultó algo dispersa, desde la cita textual de la Euridice de Jacopo Peri a las influencias, por ejemplo, de un Stravinski o del Falla ascético, sin olvidar la música expresamente más banal.

Pero cuando se intensificó la fuerza dramática de la obra, ahí surgió el mejor Amargós subrayando perfectamente las situaciones, lo cual demuestra interesantes aptitudes para cultivar el género, y destaca más, al menos de momento, en la escritura instrumental que en la vocal, un tanto plana.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

La deficiente acústica del recinto elegido no permitió el equilibrio de sonoridades entre voces e instrumentos, a pesar de lo cual fue posible calibrar las cualidades de una notable Cristina Zavalloni, en cometido no fácil y de Enric Martínez-Castignani, siempre buen actor y eficaz cantante, al que se le marcó un personaje un tanto exagerado.

Al final de la representación, que comenzó una hora después de lo anunciado en varios lugares, hubo entusiastas muestras de aprobación al trabajo de todos.

Y es que, en definitiva, se acaba de asistir a unas escenas de muy buena ópera, en la que Amargós y Rumbau habían conseguido que todo un Polichinela se adueñase del corazón del público.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_