¿Ciencia espacial en España?
El pasado 5 de junio se celebró en la sede del CDTI, del Ministerio de Ciencia y Tecnología, en Madrid, una reunión con David Southwood, recién nombrado director de ciencia de la Agencia Europea del Espacio (ESA), en la que éste hacía una presentación ante la comunidad científica española que se dedica a la investigación espacial. Tras la magnífica conferencia del profesor Southwood estaba previsto un coloquio con los científicos participantes, en el que la presencia del director general hubiera sido sobremanera interesante, ya que se trataba de plantear el presente y futuro de la participación de España en el programa científico. No fue así, y nos tuvimos que conformar con hacerle llegar al profesor Southwood nuestra preocupación por el escaso interés que España pone en su programa científico propio y le rogamos que hiciera llegar a nuestras autoridades nuestra preocupación.
'Estamos tirando por la borda el trabajo y el esfuerzo hechos en los años anteriores, en los que España empezó a jugar un papel discreto pero de calidad'
En efecto, España paga cada año 6.000 millones de pesetas como cuota de participación en el Programa Científico de la ESA, con ese dinero se paga el desarrollo completo de las misiones, pero no se pagan los instrumentos científicos; éstos se desarrollan en los distintos países por los equipos científico-técnicos (seleccionados por su calidad y competencia) y a cargo de los presupuestos nacionales. Por tanto, cada Estado miembro, además de la cuota al Programa Científico, debe sufragar un programa propio que le permita obtener un rendimiento científico a la inversión general obligatoria.
El promedio de inversión en el programa propio en los países miembros de ESA es del 27% de la cuota obligatoria (lo que supondría para España una cantidad de 1.620 millones de pesetas). En el año 2000, España ha invertido una cantidad de 430 millones de pesetas, que supone un 7,2% de su inversión en el programa obligatorio. Como las cifras pueden no decir mucho, explicaré lo que esa reducción ha significado de forma específica en dos de las misiones en las que participo:
Planetary Fourier Spectrometer de la misión Mars Express, que se lanzará en el año 2003 hacia el planeta Marte. Tras 11 años de participación en el desarrollo del instrumento y de tener tres co-investigadores en el equipo científico del instrumento, nos hemos retirado, ya que la financiación para los gastos derivados de nuestra participación ha sido reducida a cero pesetas para los próximos tres años.
Huygens Atmospheric Structure Instrument (HASI) de la Misión Cassini-Huygens, actualmente en camino hacia Titán. La reducción presupuestaria ha sido de tal calibre que la dotación asignada para la asistencia a las distintas reuniones que los equipos científico-técnicos realizan de forma periódica para analizar el comportamiento de los instrumentos en la fase de crucero y para la puesta al día de las estrategias de exploración, ha sido de 450.000 pesetas, lo que, en la práctica, supone la imposibilidad de asistir a las reuniones y, por tanto, la virtual desaparición de España de la misión, tras haber contribuido desde 1990 con una parte importantísima de uno de los instrumentos esenciales de la misión, que ha supuesto una inversión de España mayor de 800 millones de pesetas.
En definitiva, estamos tirando por la borda el trabajo y el esfuerzo presupuestario realizado en los años anteriores, en los que España empezó a jugar un papel discreto pero de calidad en este campo.
Son muchos los retos que se nos presentan e importantes las misiones a las que se nos ha invitado a participar, ya que el futuro se está escribiendo ahora. En particular puedo comentar que ahora se está preparando la misión Venus Express para volar a Venus en el año 2005, y una misión para instalar estaciones sismo-meteorológicas en Marte, a las cuales nos han invitado a participar. Ya el año pasado tuvimos que rechazar la participación en la preparación de un programa con NASA, Odyssey, y en una misión a Marte.
Es ahora cuando las autoridades responsables de definir la política científica deben decir sí o no a las nuevas propuestas. Esta decisión significa mucho más que la participación en misiones concretas. La continuación de la política actual tendría como consecuencia la extinción de la ciencia espacial española. Hoy y ahora está en manos de nuestras autoridades el que los niños y jóvenes del mañana vean que la exploración espacial en España es una opción real. El daño sobre la capacidad de motivación para el estudio de materias como física o matemáticas que causa pensar que para dedicarse a la exploración espacial hay que haber nacido en otro sitio es sencillamente incalculable.
José Juan López Moreno es jefe del Departamento de Investigación del Sistema Solar del Instituto de Astrofísica de Andalucía (CASIC).
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