Un tormento de 57 minutos
Conchita Martínez sufre la derrota más abultada en un Grand Slam de su carrera
La de ayer en Wimbledon fue la peor cara que se le ha visto a Conchita Martínez en los torneos del Grand Slam. Entró en la pista sin haber dormido bien, sin haberse concedido el tiempo necesario para preparar bien el partido -Van Harpen pudo hablar con ella sólo media hora antes-, sin excesiva convicción en sus posibilidades, y se fue de ella tras vivir un auténtico tormento que duró sólo 57 minutos. Perdió por 6-1 y 6-0 frente a la belga Justine Henin, de 19 años, y encajó la peor derrota de su historia en los grandes torneos. Para encontrar una debacle parecida hay que remontarse al Open de Estados Unidos de 1989, cuando estaba empezando, donde la argentina Gabriela Sabatini la superó por 6-1, 6-1.
Nada que ver con la Conchita que ganó a la rusa Krasnorouskaya un día antes, en los octavos de final. Aquella formidable sonrisa que adornó su rostro al salir de la pista, desapareció por completo ayer y se transformó en un gesto de inconformismo, de impotencia, de rabia incontrolada. Conchita ganó su saque en el primer juego, pero luego fue incapaz de mantenerlo ni una sola vez más en todo el partido. 'Sí', reconoció luego, 'el primer saque no me ha funcionado. He cometido muchas dobles faltas y todo eso resulta muy frustrante. Tenía buenas sensaciones en este torneo, porque había estado jugando bien en los últimos partidos. Pero, de golpe, nada te sale. Es terrible'.
Tan horrible fue su partido, que a lo largo de la segunda manga Conchita sólo dispuso de una bola para ganar un juego. Una circunstancia tan especial se produjo en el cuarto juego cuando, tras salvar un punto de break, la aragonesa se colocó con ventaja. Luego acabó perdiendo el juego y, ya con un desespero notable, afrontó la parte final del partido con más ganas de marcharse que de seguir compitiendo. Ni se vio su revés cortado, ni la potencia de su derecha, ni los últimos progresos con su saque. Ayer sacó a una media de 126 kilómetros por hora, una velocidad mucho más baja que la media a la que Henin soltó su segundo saque (131 kilómetros por hora).
'Conchita jugó mal, eso es cierto', comentó Eric Van Harpen el técnico de la aragonesa. 'Se mantuvo demasiado lejos de la línea de fondo, no utilizó su revés cortado ni su derecha, y cuando entró en la pista fue para reiniciar el punto. Sin embargo, creo que le quedan dos o tres años buenos. Si quiere puede hacerlo'. Los motivos de la derrota no hay que buscarlos sólo en las razones de Conchita. Ella no hizo nada para ganar. Pero Justine Henin, 9ª mundial, acreditó con su juego su clasificación para las semifinales de un Grand Slam por segunda vez consecutiva.
De las cuatro semifinalistas, Henin es la única que aún no ha vivido las sensaciones de estar en una final de las grandes. Jennifer Capriati las descubrió este año en el Open de Australia y en Roland Garros y ganó los dos torneos. Ayer, la estadounidense derrotó por 6-7 (4-7), 7-5, 6-3 a Serena Williams, que sacó para ganar el partido con 5-4 en la segunda manga pero luego desveló que tenía una infección vírica en el estómago. Venus Williams entró en las semifinales, después de ver como Tauziat le remontaba un 5-1 en la primera manga. Ganó 7-5, 6-1. La estadounidense Davenport venció con facilidad a la belga Clijsters por 6-1 y 6-2.
Hoy, se disputan los cuartos de final masculinos: Agassi -Escudé, Rafter -Enqvist , Ivanisevic-Safin, y Federer -Henman.
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