Muere un anciano al incendiarse, a causa de un cigarrillo, la habitación que ocupaba en un geriátrico

Francisco Navarro Palomares, un anciano de 67 años que residía en el geriátrico San Joaquín y Santa Ana-Orcasur, en el distrito de Usera, murió ayer tras declararse un incendio en la habitación que ocupaba. El fuego se declaró sobre las tres de la tarde a causa de un cigarrillo que la propia víctima había encendido después de comer. Los encargados de la residencia habían advertido en numerosas ocasiones a Francisco, que necesitaba oxígeno para respirar, de que no fumara en la habitación y menos en la cama.

Las normas del centro prohíben fumar en las habitaciones y la cercanía del enfermo al aparato de oxígeno podía aumentar los riesgos de un incendio. Sin embargo, el anciano, enfermo terminal, no obedecía a los cuidadores ni atendía a las recomendaciones de su familia.

Según su hermana y su sobrino, Francisco era un solterón un poco rebelde, pero buena persona. 'Esperábamos el desenlace de su enfermedad, pero, la verdad, que te llamen y te digan que se ha quemado es horroroso', lamentó su sobrino. La familia de Francisco no entiende cómo el fuego se propagó tan rápido con los sistemas de detección que tiene la residencia.

El administrador del geriátrico, José Enrique Costa, explicó que a las tres de la tarde comenzaron a sonar las alarmas del centro, situado en la confluencia de la avenida de Orcasur con la calle de Albuñuelas. Comprobaron que se había producido un incendio en la planta baja. En ese momento, el sistema de seguridad cerró todas las puertas de la zona para impedir que el fuego se propagase.

Los encargados de la residencia se dirigieron a la zona incendiada y entraron, a pesar de la densa humareda que salía de la habitación incendiada. 'Fuimos avanzando entre el humo con toallas, como podíamos; entonces vimos las llamas en la habitación, estaban ardiendo la cama y la mesilla', relató Costa. 'Al comprobar que no podíamos entrar, ayudamos a salir a otros dos residentes, Segundo y María Antonia, que estaban en la zona afectada', añadió. A la mujer hubo que sacarla de la mano, porque la humareda ya no le dejaba ver nada. Las voces de una enfermera lograron orientarles hacia la puerta.

Sólo estos dos residentes precisaron la asistencia del médico del geriátrico. Los propios cuidadores trasladaron al resto de los ancianos a la parte izquierda del edificio, sin que ninguno resultara afectado por el incendio.

El edificio de la residencia, de cinco plantas, es de la Comunidad de Madrid y está gestionado por Cáritas. Tiene un total de 64 plazas.