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ESTA SEMANA
Columna
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Acostumbrados a la tragedia

Si las condiciones climatológicas lo permiten, todo hace indicar que esta semana volveremos de nuevo a asistir a la continua afluencia de pateras a las costas andaluzas. Días atrás, de las 28 embarcaciones avistadas frente a las playas del Campo de Gibraltar, sólo se llegaron a interceptar unas 10 de ellas. Estos datos vienen a dar cuenta de la magnitud de un problema que, en muchas ocasiones, se saldan con muertos y al que, desgraciadamente, como denuncia el presidente de la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar, Manuel Manella, 'nos estamos acostumbrando'.

Lo dice este dirigente local en un escrito que ha enviado al delegado para la Extranjería, Enrique Fernández-Miranda, que reclama medidas concretas para frenar estas avalanchas con más medios y efectivos en busca de una eficaz vigilancia y un mayor control de la zona, así como también para una mejor atención a los que llegan a tierra.

No es probable que Fernández-Miranda se avenga a contestar a un simple dirigente supramunicipal, a pesar de estar situado en el centro mismo de uno de los mayores desafíos que se plantean ahora con estos flujos migratorios. Sin embargo, no tendrá más remedio que hacerlo, de manera formal, en Andalucía próximamente puesto que el día 11 está previsto que se celebre en Sevilla la reunión del Consejo de Política para la Inmigración. En este foro, forzosamente, tendrá que aportar algo más que palabras a la inquietud que, de forma permanente, se genera en Andalucía, convertida más que nunca en la puerta de entrada de Europa para muchos que huyen de la miseria.

Con esa perspectiva por delante, el viernes se reúne en Almería el consejero de Gobernación de la Junta de Andalucía, Alfonso Perales, con los delegados provinciales de su departamento. Al tiempo que se ha de articular una respuesta a Fernández-Miranda, este cónclave tiene el objetivo de comenzar a dar forma a esa segunda modernización de Andalucía, según la propuesta lanzada por el presidente, Manuel Chaves, durante el debate sobre el estado de la comunidad. Una modernización que la presidenta del PP, Teófila Martínez, considera todo un engaño a los andaluces.

De modo que mientras los suyos comienzan la tarea para poner en pie lo que se considera el eje central de la nueva etapa que afronta Chaves en este tramo final de la legislatura, el jefe del Ejecutivo andaluz emprende viaje a Chequia y a Hungría. Nueva expedición político-empresarial para explorar nuevas vías de colaboración económica, tarea para la que contará con la colaboración del presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía, Rafael Álvarez Colunga.

Después de lo que habrá observado Colunga en el debate que libraron Chaves y Martínez en el Parlamento andaluz, como fino analista que es de la realidad, tal vez esté pensando ahora en poner en cuarentena sus deseos de una pronta llegada del PP al gobierno andaluz. Y sus dudas crecerán aún más cuando escucha de forma reiterada a Martínez manifestar que su 'principal compromiso es Cádiz', tal y como abiertamente llegó a confesar el pasado sábado en Málaga.

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Si eso es así, no es de extrañar que el secretario general del PP, Javier Arenas, baje con más asiduidad de la contemplada inicialmente a Andalucía, a meterse de lleno en la pelea de la política autonómica andaluza. Si estas interferencias llegan a molestar a la alcaldesa gaditana, será más bien cuestión de que se vaya acostumbrando porque Arenas parece que no va a dejarla navegar a solas, a tenor del resultado que está teniendo la estrategia que aquí se sigue.

¿Y de las cajas que? Desinflado el globo de la fusión que por las malas quisieron llevar a cabo Isidoro Beneroso y Juan Manuel López Benjumea, con El Monte y Caja San Fernando, sólo cabe contemplar ahora cómo se ponen en marcha los respectivos procesos de renovación de sus órganos de gobierno, al tiempo que las alucinantes declaraciones de ambos comparándose con Felipe González y haciendo rancias apelaciones a la sevillanía más profunda.

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