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Reportaje:

El alma de México

Cinco artistas del colectivo La Flor y el Canto reivindican la cultura azteca en una exposición

Ginés Donaire

Han cruzado el Atlántico para pasear por el viejo continente la bandera del pueblo mexicano como mejor saben hacerlo: a través de su pintura. Cinco artistas plásticos mexicanos, que forman parte del colectivo La Flor y el Canto, presentan en el Colegio de Arquitectos de Jaén una obra llena de sentimientos y con una fuerte carga simbólica.

Los 25 cuadros expuestos, todos ellos de pequeño y mediano formato, ahondan en los orígenes del pueblo mexicano y desembocan en una visión moderna y fresca de la cultura azteca. Esta singular muestra llega a Jaén después de haber pasado por Ginebra y antes de volver al continente americano, donde ya tienen cerradas varias exposiciones en Puerto Rico y en México.

La Flor y el Canto (In Xochitl In Cuicatl) es el nombre del colectivo de artistas mexicanos y, al mismo tiempo, dos términos 'esenciales en la vida y el alma de los antiguos pobladores aztecas', según expone Laura Garza, una de las pintoras participantes en la muestra.

Sus acrílicos sintetizan la fuerza y la sensibilidad de la mujer mexicana. 'Es una feminidad que quiere cambiar esta sociedad y que nos conecta con el estadio más sublime de un ser: el universo que todos llevamos dentro y que nos hace iguales', asegura esta pintora y arquitecta mexicana. Su presencia en Madrid para completar su formación universitaria hizo posible que la obra reivindicativa de este colectivo saliera del país centroamericano. De momento ha llegado a Jaén aunque pronto podría hacerlo a otras provincias.

Los cuadros de estos cinco artistas plásticos se presentan en los más diversos estilos pictóricos, desde los paisajes abstractos e imaginarios hasta el surrealismo, el expresionismo y la pintura figurativa.

Los cuadros reflejan costumbres y tradiciones, texturas y colores que ponen al descubierto la particular visión de México a través de los sentimientos y dotes creativas de estos pintores, que pretenden financiar su estancia en España con la venta de sus cuadros, a unos precios que oscilan entre 30.000 y 100.000 pesetas.

Ana Rosa Ramos recrea elementos como el agua, el viento y el aire en un papel de fibras naturales (de coco, caña de azúcar, gladiola, keraf y corteza de plantas de deshecho). Los cuadros de Francisco Garza reflejan el misticismo de las tradiciones orales transmitidas de generación en generación y que, gracias al color y a su visión, cobra vida sobre la tela y se vuelve 'imagen de la mexicanidad', según sus propias palabras. Por último, destacan los paisajes naturales e imaginarios de María Derás, donde lo cotidiano y los sueños se hacen visibles, y las formas y colores que recrea Antonio Penagos.

'Es nuestra manera de cambiar el mundo, de acercarnos y de comunicarnos con un lenguaje que trasciende las palabras, que nace del alma, con el deseo de que finalmente compartamos todos, con sencillez, nuestros más preciados tesoros', resume Laura Garza.

María Derás define esta aportación cultural como un 'arte emocional capaz de reconocer sus raíces, artistas que, como decían los antiguos mexicanos, saben dialogar con su propio corazón'.

De alguna manera, los óleos y técnicas mixtas utilizadas en la muestra llevan incorporada una indudable carga espiritual, que a veces trasciende incluso lo creativo. Eso es al menos lo que piensa Antonio Penagos cuando define la obra como 'la reconciliación de la madre tierra y el ser humano a través del espíritu, de la tolerancia y la fe, para iniciar juntos su comunicación al cosmos'.

Ana Rosa Ramos, seguida de Laura Garza y Antonio Penagos.
Ana Rosa Ramos, seguida de Laura Garza y Antonio Penagos.JOSÉ MANUEL PEDROSA

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