El apagón mató a los clones en la incubadora

'No hubo forma de mantenerlos vivos. Nuestros parásitos se murieron y, con ellos, nuestro experimento se echó a perder'. Los Plasmodium falciparum de Leila Bustamante, una colombiana que llevaba experimentando cuatro meses con estos organismos unicelulares que provocan la malaria, no pudieron soportar el fatídico corte de luz de más de cuatro horas de duración. Ocurrió en la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense, donde 500 clones de los parásitos fallecieron en su incubadora por un desajuste de CO2. 'No los pudimos hacer sobrevivir porque son unos organismos muy sensibles a los cambios de temperatura y de gas. Pensaba irme a mi casa de Colombia en verano, pero ahora tendré que comenzar de nuevo', se lamentaba esta joven investigadora.

Pero los parásitos de Leila no han sido los únicos afectados. Los científicos de este centro -el segundo de la universidad en cuanto a producción de investigación- vivían ayer con rabia el 'desastre monumental' que provocan los continuos apagones (de entre 30 minutos y tres horas) que sufren desde hace más de diez días y que han paralizado su labor de investigación.

José Manuel Bautista, profesor de Biología Molecular, señalaba desesperado una nevera repleta de material biológico que debería estar a 80 grados bajo cero y que marcaba sólo -40º pocos minutos después de que el complejo universitario recuperase la electricidad. Y él sin saber qué hacer.

Bautista, al igual que hizo hace dos días otro grupo de microbiología, decidió hace ya tiempo llevarse un duplicado de su colección de material biológico a otros centros de investigación que le merecen más confianza o en los que tiene la seguridad de que estos problemas domésticos no van a ocurrir. 'He estado investigando en India, en las islas Mauricio, y esto nunca me había pasado. Y no digamos en Londres, donde se nos avisaba con meses de antelación de un corte de luz. Pero aquí se pierden 15 años de trabajo y da igual', exclamaba el investigador.

A Javier Cañón, catedrático de Genética del departamento de Producción Animal, también se lo llevaban los demonios. 'Esto no ocurre ni en Zambia. No son sólo los aparatos, ni las pérdidas de experimentos; es también tener a 13 becarios sin poder trabajar por algo tan surrealista como que la facultad no tiene luz. Y eso son 100.000 pesetas tiradas a la basura', aseguraba tajante. 'Tenemos unas autoridades que no sabemos para qué están, porque ni siquiera nos han informado de las medidas que se van a tomar'.

Los científicos han dejado sus investigaciones y se han puesto manos a la obra en algo más mundano: recoger firmas para ver si esas autoridades a las que acusan de 'despreocupación' buscan una solución a un problema que ya detectó en 1992 una comisión de la Unión Europea, según María Teresa Miras, catedrática de Bioquímica. Entonces se alertó de que las líneas de electricidad de la facultad tenían que ser renovadas porque dificultaban la labor de investigación.

En el documento se recoge la 'preocupación' por la desidia con la que las autoridades afrontan esta situación, 'que se agrava de año en año y provoca cuantiosas pérdidas, tanto económicas como de actividad laboral'. Y es que no entienden por qué, al igual que se ha hecho en el hospital Clínico de Veterinaria, no se les ha puesto un generador eléctrico que evite, por ejemplo, que Bautista, que vive cerca de la facultad, tenga que hacer visitas al centro los fines de semana para ver si la falta de luz le ha jugado alguna mala pasada. O que los docentes que ayer estaban preparando el examen de Farmacología de hoy se tuvieran que ir a otro centro para hacer fotocopias.

Aire acondicionado

'Desde que ha empezado el calor se está usando demasiado el aire acondicionado y no hay suficiente acometida de Iberdrola. Este año se ha acrecentado el problema, porque hemos utilizado más aparatos de aire', asegura el decano de Veterinaria, Manuel Rodríguez. 'Pero quiero dejar claro que los cortes de luz afectan a toda la ciudad universitaria. Es cierto que aquí se siente más que, por ejemplo, en la Facultad de Geografía e Historia, por el alto nivel de las investigaciones que hay', indica. ¿Y por qué no adquirir un grupo electrógeno? 'Esa información la está dando un grupo de profesores que están cabreados, pero no es la solución mejor desde un punto de vista técnico', sostiene Rodríguez acalorado.

El decano asegura que puso el problema en conocimiento del gerente general, Dionisio Ramos, en la junta de gobierno del pasado jueves, que está estudiando la posibilidad de aquirir un generador para toda la universidad. 'También nos ha pedido que hagamos un inventario del material dañado para ver si se pueden pedir cuentas a Iberdrola, y es lo que está haciendo el gerente de nuestra facultad', dice Rodríguez. Éste reconoció que 'los investigadores están llegando a unos límites grandes de enfado' por los estragos que los cortes de luz están provocando en su labor.

Fuentes de la compañía eléctrica Iberdrola señalaron que el corte de luz de ayer se debió a una avería en el centro de transformación próximo a la facultad, pero no supieron precisar si estos cortes afectan a toda la universidad ni si son debidos al mismo centro de transformación.

Mientras tanto, los investigadores de la Facultad de Veterinaria se mueren de desidia. Y de calor. 'A mí me han dicho que no utilice el aire acondicionado. Pero ¿cómo quieren que no lo haga si ninguno de los aparatos que tengo que emplear me garantiza el resultado si se supera una determinada temperatura?', exclamaba ayer un científico.