Matar por una tapa y una mirada lasciva
El fiscal pide 11 años de cárcel para un hombre que mató al dueño de un bar en Alicante por negarse a invitarle
La negativa a servir gratis una tapa fue el desencadenante del mortal acuchillamiento. Aunque el homicida había acumulado con anterioridad ciertas dosis de animadversión hacia la víctima debido a sus supuestas miradas lascivas. Estos dos factores fueron, según el relato de los hechos del ministerio público, los que en la noche del 13 de agosto de 1999 llevaron a J. C. S. a asestar varias puñaladas al dueño de un bar de Alicante, un hombre de 71 años, que falleció a los tres meses a consecuencia de las heridas sufridas. El crimen se produjo en el portal del inmueble donde residía la víctima, próximo al bar.
En la vista oral del caso, que comenzó ayer ante un tribunal del jurado de la Audiencia de Alicante, el procesado negó que matara al hombre. El acusado reconoció que la noche de autos estuvo en el bar y que discutió con el dueño porque éste se negó a servirle gratis una tapa de mejillones, pero que eso no le molestó. Tras el incidente dijo que se marchó a su casa y que se enteró al día siguiente de la agresión. El acusado también admitió que en su declaración ante el juzgado instructor dijo que sentía odio hacia la víctima: 'Porque me miraba el paquete'.
El acusado fue detenido al año siguiente del crimen a raíz de una denuncia su ex compañera sentimental. Esta mujer mantuvo ayer ante el tribunal la acusación. La testigo sostuvo que la noche de los hechos el procesado, al llegar al domicilio, le dijo: 'He matado al maricón de la peña del Tango [un local también regentado por la víctima]'. 'El hijo de puta sangraba como un cerdo, le he tenido que pisar la cabeza porque no se moría', añadió. La mujer señaló que, más tarde, llegó a la vivienda un amigo del acusado, J. M., también procesado por estos hechos por el delito de encubrimiento. 'Entonces, J. C. S. cogió la ropa ensangrentada, la metió en una bolsa y le ordenó a J. M. que la arrojara a un contenedor', explicó. 'Todo ello bajo amenazas, tanto a mí como a J. M', dijo más adelante.
La testigo también reconoció que el arma homicida, un cuchillo encontrado en el lugar de los hechos, era propiedad del acusado. La defensa pidió la nulidad de la declaración de la mujer por falso testimonio, extremo que fue rechazado por el fiscal y el presidente de la sala.
El segundo procesado admitió que momentos después de los hechos se encontró con el principal acusado en la calle y que éste le dijo: 'Le he matado, se lo merecía'. J. M resaltó que el homicida le obligó después a que hiciera desaparecer las prendas manchadas de sangre. El fiscal solicita 11 años de cárcel para el principal acusado y siete meses para el segundo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.