La herencia de los metales: de Ingolf Dalh a José Nieto

La partitura encargada a José Nieto (Madrid, 1942) es una compleja combinación estilística y de tratamientos. Las dos primeras partes de la suite han sido pregrabadas por una formación sinfónica convencional con algunos añadidos electroacústicos y la preeminencia del piano y de la guitarra (así fueron ofrecidas en el estreno de anteayer). La tercera, que se interpretó en directo en el Generalife por el Sax Ensemble dirigido por José de Eusebio Maesso, es una lectura de abundantes contrastes sonoros en un juego a veces cercano al dodecafonismo, lo que se queda en un coqueteo superficial con esas formas y antiformas de lenguaje. No hay un justificado entronque con la atonalidad, que también se hace presente como vehículo de ruptura a través de una percusión no por obsesiva, eficaz.

La carencia de empaste y un aire aparentemente desordenado no favorecen ni a la danza ni a la propia ejecución. Nieto se refugia en un cúmulo de referencias, algunas ligadas al ballet moderno y otras no, que van desde el Pierrot lunaire de Schoenberg a la Persephone de Stravinski. Dos obras que han sido repetidamente coreografiadas en distintas épocas y que ambas hacen maridaje en las manos de Ingolf Dahl, que realizó las reducciones para piano de las obras de ballet de Stravinski.