El 'Plan Ejército XXI' prevé la supresión de las capitanías generales en el año 2003

El Plan Ejército XXI viene a sustituir al Plan Norte, aprobado en 1994, que ha guiado la reorganización del Ejército de Tierra durante la última década. Cuando aquél se elaboró aún no se había decidido la profesionalización total de las Fuerzas Armadas, pese a lo cual demostró su flexibilidad para adaptarse a las nuevas circunstancias. El nuevo proyecto, que ya está en la mesa del ministro de Defensa, parte de la supresión del servicio militar obligatorio, así como del nuevo entorno estratégico y tecnológico en el que se desenvuelve el Ejército, volcado en las misiones en el exterior y en la cooperación con la OTAN y la UE.

La principal novedad del proyecto es la defintiva superación de los mandos territoriales, que serán sustituidos por mandos de carácter funcional. Esta idea ya estaba presente en el Plan Norte, aunque no se llevó hasta sus últimas consecuencias. Las regiones militares, llamadas a desaparecer, se mantuvieron, aunque reducidas en número.

Se eliminaron las capitanías de Burgos y Valencia, pero se conservaron las de Barcelona (Región Militar Pirenaica), A Coruña (Noroeste), Madrid (Centro) y Sevilla (Sur).

Valencia y Burgos fueron compensadas con la instalación en la primera del Cuartel General de la Fuerza de Maniobra y en la segunda, de la Inspección General de Movilización.

Traslado de Valencia También ahora se barajan distintas combinaciones. Está previsto, por ejemplo, que el mando de la Fuerza de Maniobra -del que dependen las unidades de combate del Ejército- abandone Valencia si, como es probable, España consigue su objetivo de que la capital levantina albergue un Cuartel General de Alta Disponibilidad de la OTAN, lo que se sabrá a finales del año próximo.

Se ha descartado la posibilidad de utilizar la fórmula de la doble gorra, según la cual el mismo teniente general sería a la vez mando nacional y OTAN, por lo que el mando de la Fuerza de Maniobra buscará otra sede, que podría ser Sevilla.

También está prevista la creación de un Mando Logístico, del que dependería toda la estructura logística ahora subordinada a los mandos territoriales, cuya función será la de prestar apoyo a las unidades operativas, especialmente las desplegadas en el exterior. Igualmente se pretende constituir un Mando de Profesionalización que se ocupará de todo lo relacionado con las condiciones de vida de la tropa.

Los nuevos mandos funcionales se sumarán a los que ya hay: el Mando de Adiestramiento y Doctrina, en Granada, o la Inspección de Movilización.

La reforma afecta también a la Armada y el Ejército del Aire, pero en menor medida que a Tierra, y a la propia estructura periférica del Ministerio de Defensa, que deberá reorganizarse, lo mismo que la red hospitalaria o la de centros docentes militares.

Las medidas previstas tendrán diferentes plazos de puesta en práctica, aún no completamente cerrados, aunque se pretende que las capitanías desaparezcan en 2003, antes de que acabe la actual legislatura.

Por esas fechas debe estar ya en marcha la concentración de los estados mayores de los tres ejércitos en la nueva sede del Ministerio de Defensa, el denominado Minipentágono español.

La reforma se hará en paralelo a la Revisión Estratégica ordenada por la vigente Directiva de Defensa Nacional, que firmó el presidente José María Aznar en diciembre pasado, aunque ésta avanza a un ritmo más lento y no estará lista hasta finales del año próximo.

Será entonces cuando se decida si se mantiene el actual objetivo de 102.000 efectivos de tropa y marinería profesional o si, como parece más que probable, se procede a una nueva reducción de efectivos, una eventualidad para la que está preparado el Plan Ejército XXI.