El Ministerio descarta la vacunación de los animales como solicita el sector

El Ministerio de Agricultura descartó ayer que para erradicar los nuevos brotes de peste porcina detectados en España se tenga que recurrir a la vacunación. La legislación comunitaria para la lucha contra la peste porcina clásica recoge la posibilidad de recurrir al uso de las vacunas para caso de urgencia.

Según el director general de ganadería, Carlos Escribano, 'todavía no se está pensando en esa posibilidad. Vamos a erradicar la enfermedad sin utilizar la vacuna', aseguró Escribano. El sector está pidiendo esta opción como medida para hacer frente a la enfermedad, pero desde el ministerio se asegura que 'es una decisión que hay que tomar en su momento y solo si es necesario'.

El Consejo de ministros de Agricultura decidió ayer en Luxemburgo autorizar 'en el futuro y en caso de emergencia' la utilización de 'vacunas marcadoras' como instrumento de erradicación de la peste porcina clásica.

El comisario europeo de Protección de los Consumidores, David Byrne, manifestó su esperanza de que en el futuro esa enfermedad pueda ser controlada con una combinación de 'estándares higiénicos, una correcta aplicación de las medidas de control de la enfermedad y la utilización de vacunas'.

Byrne reconoció que es 'éticamente cuestionable' el método de erradicación seguido hasta ahora, consistente en 'el sacrificio de un gran número de animales'. Subrayó no obstante, que 'la estrategia de control más efectiva' sigue siendo por el momento el sacrificio y la destrucción de los animales sospechosos e infectados por la peste porcina clásica.

Entre tanto, el laboratorio central de referencia para esta enfermedad animal sigue trabajando en el descifrado la secuencia genética del virus que ha originado la aparición de los nuevos casos en España.

Por otro lado, los ministros de Agricultura de la UE acordaron ayer que los Estados miembros podrán sacrificar total o parcialmente la cabaña en la que se detecte un caso de 'vacas locas'. Los Quince también prorrogaron, por dos años, la prohibición del uso de las harinas cárnicas en la alimentación animal.