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Reportaje:

¿Por qué se quema el bosque?

La sequía y el abandono de fincas forman un cóctel incendiario que favorece la propagación del fuego

La sequía y el abandono de fincas forman un cóctel incendiario que favorece la propagación del fuego

La mayoría de los bosques de Cataluña se han convertido en un cóctel incendiario: están secos, sucios, densamente poblados y abandonados a su suerte. Sus propietarios, desencantados por la escasa entidad de las ayudas oficiales, han renunciado a sacarles rendimiento porque les resulta antieconómico.

Técnicos forestales y ecologistas reclaman a la Generalitat una política menos vistosa, capaz de gastar tanto dinero en el cambio de los usos y la estructura de los bosques como en la tecnología de extinción. Argumentan que la única forma de acabar con los incendios o reducir sus efectos pasa por la consecución de un paisaje mosaico, con discontinuidades que actúen como cortafuegos, y por la recuperación del pastoreo y los cultivos tradicionales.

'No podemos desbrozar una finca para hacerla más segura porque las subvenciones son irrisorias y no resulta rentable', asegura Josep Maria Tusell, gerente del Consocio Forestal de Cataluña, que agrupa a los propietarios del 15% de las zonas arboladas de Cataluña. El consorcio reclama que la Generalitat incremente las ayudas a los propietarios rurales atendiendo a lo que denominan externalidades: beneficios paisajísticos o ecológicos que entrañan el uso público de los bosques y su mantenimiento. 'Una parte de las ayudas incluso podrían sufragarse con el pago de una tasa para acceder al bosque', apunta. Tusell lamenta que muchas viviendas y urbanizaciones se construyan sin respetar una distancia con la masa arbórea: 'Si se respetase la normativa,los bomberos podrían dedicarse a extinguir el fuego en el bosque y no tendrían que perder, como en el caso del Cap de Creus, un tiempo precioso para salvar las casas'.

Estrés hídrico

Enric Pardo, de la Asociación de Naturalistas de Girona, apunta que otra causa de los incendios cabe buscarla en el 'estrés hídrico' que sufren los bosques catalanes. 'Quizá sea el cambio climático o quizá una fase seca, pero lo cierto es que desde hace unos tres años los bosques de la Garrotxa y el Pla de l'Estany sueltan la hoja en julio en lugar de hacerlo en otoño', señala.

Este año los bosques mediterráneos tendrán un verano especialmente crítico si en esta estación no llueve más. El pasado invierno trajo abundante agua a los bosques, por lo que las hierbas y los arbustos están notablemente crecidos. Si no vuelve a llover, la hierba verde de la primavera se convertirá en un peligroso combustible.

El ingeniero forestal Jaume Hidalgo critica que la Generalitat pretenda acabar con los incendios invirtiendo sólo en caminos, puntos de agua y tecnología de extinción. 'Se necesita una política desde el interior del bosque, buscando la discontinuidad de la cobertura arbórea, la recuperación del pastoreo, la industria del corcho y otras actividades tradicionales que mantenían limpio el sotobosque', afirma. El ingeniero forestal califica de 'irrisorio' el actual presupuesto del Departamento de Medio Ambiente y opina que debería multiplicarse por 10 para poder influir con efectividad en las causas de los incendios.

Hidalgo critica también las escasas ayudas a los propietarios. 'Llegan tarde y mal', dice, y advierte de la situación de riesgo que entrañan algunos pinares mediterráneos, con una gran densidad de árboles y con un sotobosque muy seco sometido a muchas horas de insolación.

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